Probablemente sobremos la mitad de los habitantes de nuestro país. Es posible. Seguramente más de la mitad. Se acabó el paro. Quizá 26 millones de nosotros también seamos unos hijos de puta. No lo pongo en duda. Si lo dicen será por algo. 26 millones que somos “esta gentuza”. Hay quien asegura que esa cifra “sale de una especie de cálculo de brocha gorda donde suma a socialistas, partidarios de Unidas Podemos, anarquistas, nacionalistas e incluso a componentes del sector más moderado de la derecha”. Magnífico.

(Por cierto: es curiosísima la falta de reflejos de Pablo Casado -no solo democráticos, sino humanitarios, simplemente reflejos de decencia, personal y política- cuando le preguntan por las declaraciones de alguien que propone fusilar a 26 millones de conciudadanos. Mmmm…. perdón, tengo que consultarlo: madre mía).

Lo cierto es que creo que el cómputo queda, aunque sea quizá por muy poco, incompleto. Porque falta al menos uno: el firmante de ese bonito grupo de wasap de miembros de la XIX promoción de la Academia General del Aire que acuñó esa frase tan… elegante, tan bonita, tan sutil, que aboga por «fusilar a 26 millones de hijos de puta». Qué majo el viejito.

Por favor, no sea tan humilde, querido coronel (o general, o cabo, o sargento, o lo que sea). Pues seguramente sea usted quien atesora los mayores méritos para esa calificación. De verdad. Hágame caso, y completemos el cómputo con usted. No sea tan modesto. Anímese. Y así ya estaremos todos. 26.000.001 hijos de puta. Perfecto.

(Imagen del encabezamiento: 26 millones de personas paseando por las Ramblas de Barcelona. Procedente de traveldigg.com/las-ramblas).