A veces se dice que no debería exponerse al público ningún expediente administrativo en el mes de agosto. Porque la gente está de vacaciones, ya se sabe. Vaya por dios. Tampoco en ferias: la gente está de ferias. En Semana Santa la gente está de Semana Santa. Y qué decir de la Navidad: cómo exponer nada en esos días “tan señalados”. Tampoco, obviamente, en Carnaval. Ni en torno a San Pedro Regalado. Ni en la Seminci. Ni en Halloween (todos disfrazados de muertos: imposible exponer nada). En fin: que solo se pueden exponer los expedientes, a saber: en una semana a finales de enero; otra en marzo, más o menos; quizá también antes de la bonita fiesta de la Hispanidad, pero sin llegar a Santa Cecilia, patrona de los músicos. Y a lo mejor, quizá también a principios de junio. Depende de cómo vaya la luna llena.

Pues bien. Hay dos expedientes que, contraviniendo todas las recomendaciones protectoras de la agosticidad, carnavalidad, semanasantidad y otras, se han expuesto en estos días. Ha acabado el plazo en la mitad justa de agosto. Caramba. Y claro, la cosecha de alegaciones ha sido enormemente parca. Como era de esperar (habrá quien diga que por eso se hizo, y no le quitaremos la razón). Y así, en el expediente de la implantación de la nueva fábrica de autobuses eléctricos de Switch (modificación del PGOU) solo se han presentado dos alegaciones. Y en el del Plan Director de Catalinas, únicamente una. En fin: objetivo cumplido. No hemos esperado a la tercera semana de septiembre ni a la segunda de marzo y pasa lo que pasa. Genial.

Por cierto: para el próximo año vamos a tachar, además, los alrededores de Santiago y cierra España, que al parecer también tenemos que celebrarlo como se merece.

(Imagen: Hombre que duerme en la playa. Procedente de es.dreamstime.com).