Blog de Manuel Saravia

Ahora (2)

La primera reacción de los ayuntamientos ante la pandemia fue, en general, buena. Se dijo: “Los ayuntamientos, un paso por delante del Gobierno en el anuncio de medidas contra el coronavirus”. Y se habló de que algunos municipios se adelantaron incluso a “anunciar múltiples medidas para proteger a sus vecinos”. Lo cierto es que, algunas semanas después, los ayuntamientos eran “los mejor valorados en la gestión del coronavirus”. Tres de cada cuatro españoles, “el 76%, aprueba la gestión realizada por los ayuntamientos”, según una encuesta de Metroscopia realizada entre finales de febrero y principios de abril.

La ciudad. En Valladolid, como en todas las ciudades de nuestro entorno, se observa una escasísima actividad. Se cumple el confinamiento (aunque en los últimos días se haya alertado de que hay “cada vez más gente en la calle”). Están cerrados los negocios comerciales (excepto alimentación), la hostelería y el ocio. También los hoteles. Las obras están suspendidas. Como también las actividades culturales o deportivas. No hay Semana Santa ni habrá Villalar, ni TAC ni San Pedro Regalado. El tráfico ha descendido “drásticamente” (como también la contaminación atmosférica). Y el número de viajeros en transporte público ha bajado hasta en un 94%. Se ha suprimido la ORA, y en los aparcamientos rotatorios la rotación es mínima.

Las consecuencias de esta situación son claras. Valladolid registra ya (6 de abril) 6.366 ERTEs que afectan a 27.917 empleados. El desempleo ha anotado en marzo unas cifras muy malas (una subida en Valladolid del 2,63% y 833 parados más), aunque hay quien estima que lo peor está por llegar. Las asociaciones empresariales, que consideran que un 60% de la posible destrucción de empleo afectará a las pymes, piden medidas para “mitigar los efectos económicos”. El comercio calcula que “perderá en estos dos meses más que en seis años de la anterior crisis”, tanto por el desplome en la facturación como por la caída en el consumo, una vez que se reanude la actividad. La hostelería de Valladolid “da el año por perdido”. Y los hoteles indican que, al haberse acogido a un ERTE casi todos, cuando se retome la actividad “durante mucho tiempo vamos a tener que convivir con el total de plantillas y con facturaciones muy pequeñas”. Con todo, también se espera que la recuperación sea más rápida que en otras ocasiones, pues “la caída ha sido muy intensa en un periodo de tiempo muy corto, pero la recuperación puede ser más intensa y más corta, estimando que podría lograrse dentro de seis meses”.

Para tasar los efectos, hay que intentar escrutar la posible duración del confinamiento. El sábado 4 de abril el Gobierno amplió por tercera vez el plazo de 15 días del estado de alarma, prolongándolo hasta el próximo 26 de abril. Sin embargo, se dice que aún se prolongará un par de semanas más. Además, la finalización del confinamiento se llevará a cabo de forma gradual, pudiendo plantearse la reincorporación inicial de solo una parte de los trabajadores (se habla del 25% en la primera semana), y manteniendo, en todo caso, el distanciamiento social. Como referencias: en la provincia de Hubei (China) han estado en casa 7 semanas.

Por otro lado, centros sanitarios y servicios públicos esenciales (entre ellos: seguridad, limpieza, información, servicios sociales…) funcionan al máximo. También tiendas de alimentación (donde los pedidos online han crecido exponencialmente), farmacias o kioskos de prensa (algunos). Se ha instalado un “hospital de campaña” en la Feria de Valladolid para 300 camas (ya ha recibido a los 16 primeros pacientes). Y también se multiplican los gestos de solidaridad. Entretanto, los datos del coronavirus siguen siendo tremendos (confirmados 1.846 casos este jueves santo en la provincia de Valladolid; y 173 fallecidos, 11 más que el día anterior. Y 664 personas dadas de alta, 60 más que el total 24 horas antes). Y a las 20 horas, todos los días, se aplaude desde los balcones.

El Ayuntamiento. ¿Qué ha hecho hasta ahora el Ayuntamiento de la ciudad? Se han adoptado decisiones relacionadas con la emergencia en todas las áreas municipales. Por de pronto, se dictó un Decreto de Alcaldía el domingo 15 de marzo “sobre las medidas a tomar para los trabajadores municipales ante el COVID-19”. Y enseguida se suspendieron las mesas de contratación previstas. Poco a poco se fueron adoptando medidas en todas las concejalías, algunas de las cuales se exponen en los párrafos siguientes. En Movilidad, por ejemplo, muy pronto la suspensión de la ORA. En Espacio público, la suspensión temporal de las terrazas. En Auvasa se ha ajustado el servicio al 30% y se ha presentado un ERTE que afecta a 282 trabajadores.

En Participación: actuaciones de artistas para “Menudo fin de semana en casa”. Y en Vallanoche funciona el programa “inside”. Se ha contratado la seguridad del Santiago López, un edificio que no se puede ocupar ahora. En Deportes se hacen ahora tareas propias de verano (vaciado de piscinas y desinfección; también de polideportivos). Se han proporcionado calzas de piscina al Clínico, y se fomenta el deporte en casa a través de Youtube. Además, la Fundación Municipal de Deportes ha paralizado definitivamente la edición 2019-2020 de los juegos escolares.

En Seguridad, control policial del cumplimiento del Decreto. En Limpieza, desinfección de mercados, centros sanitarios y espacios públicos. En Medio Ambiente: cierre del Campo Grande y balizamiento de los parques. En el Centro de Residuos: Instrucción sobre residuos domésticos y Covid-19. En Aquavall, aprobación de un Fondo social para familias, autónomos y pymes (120.000 euros; garantía de que no se cortará el suministro), y programa educativo (“La Aventura del Agua”). En Nevasa: plan de medidas de protección.

En Viva, suspensión del cobro de alquileres a los inquilinos que dejen de recibir ingresos; y “medidas de carácter eventual”. En Urbanismo, trabajos del Centro de Mantenimiento para acondicionar diversos edificios, y consulta telemática del planeamiento. En Educación, catering para 126 niños y niñas; y decisión de no pasar al cobro las escuelas infantiles. Además, en el Centro de Igualdad, actividades on line. En Innovación se adoptarán medidas para que las empresas beneficiarias de subvenciones “no tengan que acogerse a un ERTE”. Mercaolid dobla la entrada de alimentos. Se suspenden los mercadillos. En Prevención y Salud Laboral, protocolos específicos Covid-19.

En Hacienda se facilita el fraccionamiento y la ampliación de plazos para el pago de tributos. Se ha agilizado el pago de casi cuatro millones de euros a contratistas y proveedores. Y se ha abierto la posibilidad de ampliar dos meses el plazo para pagar los impuestos. En Cultura, aplazamiento de conciertos, festivales y eventos; y reprogramación del verano. Trasladar el TAC y la Feria del Libro. Programas como “Creart en casa”, se ha unido a la convocatoria #PHEdesdemibalcón, la iniciativa Así conocí a Delibes, o la propuesta Seminci Podcast de cine. El Museo de la Ciencia ha puesto en marcha el juego #ScienceGame. En Educación la Escuela Municipal de Música ha lanzado una carta abierta a afectados por el COVID-19. Los talleres infantiles “Creando en casa” se impartirán online.

Donde más novedades ha habido ha sido, lógicamente, en Servicios Sociales. Se ha adaptado un nuevo espacio para las personas sin hogar (en el Centro Integrado), y se prepara el Centro San José del Pinar para la misma función (atención a 70 personas). Se ha incrementado el contrato con Cruz Roja. En Teleasistencia se han movilizado voluntarios desde casa. Solicitudes de ayudas de emergencia. Modificaciones en la ayuda a domicilio. Y protección para las trabajadoras. Se ha consensuado con psicólogas y psicólogo de EAFs y EPAP el apoyo psicológico que se presta desde los CEAS por situaciones de estrés. Se han comprado 104 teléfonos para que los trabajadores de los CEAS puedan atender necesidades de los Servicios Sociales a distancia.

También se han adoptado decisiones de orden interno para organizar el trabajo en estos días (con nuevas actividades, otras suspendidas, y buena parte del personal trabajando desde sus domicilios). Lo primero ha sido disponer los medios e instalar equipos para el teletrabajo (de 150 licencias de escritorios remotos se ha pasado a 800 más), que se han ido instalando (dirigido por el Departamento de Tecnologías de la Información) y funcionan, en general, bien.

Se mantiene, en lo posible, la actividad municipal ordinaria. Resolviendo asuntos susceptibles de acometer en casa, como informes de licencias, cédulas, informes jurídicos, etc. Y por supuesto, atender a los temas de gestión inaplazables. Y también se plantean asuntos que pueden abordarse ahora, aprovechando, precisamente, la coyuntura (una ocasión para acometer estudios y proyectos que normalmente se efectúan con más dificultades, en medio de todo tipo de asuntos más urgentes).

El presupuesto. Es evidente que la afección económica a los ayuntamientos va a ser grave. Aunque aún es demasiado pronto para poder estimar por completo los desajustes. Todo el mundo reclama información sobre los costes sobrevenidos. Por un lado se reclama desde el Ministerio de Hacienda información detallada a través de la «Oficina Virtual de Coordinación Financiera con las Entidades Locales». Y el mismo Ayuntamiento también ha pedido a las concejalías información también de las previsibles modificaciones de ingresos y gastos. Por eso, sin demasiada concreción ahora solo se pueden hacer estimaciones gruesas.

Pero revisemos el presupuesto aprobado (enero 2020). Son 346 millones de euros (consolidado), de los que corresponden 290 M€ al Ayuntamiento, 17 a la FMC, 28 M€ a Aquavall, 14 a la FMD, 7 a Viva y 31 a Auvasa. El capítulo 1 (personal) asciende a 154 M€. Y el 6 (inversiones) a 49 M€. Hay un expediente de modificación de créditos, del 13 de marzo, que afecta a varias áreas, del que 16,2 M€ corresponden al remanente para gastos generales y 0,5 M€ del remanente para gastos de financiación afectada (pendiente de aprobación por el pleno).

En principio, es obvio que va a haber una importante reducción de ingresos. Aunque todavía es muy difícil estimarla con cierta seguridad. Pero está claro que va a haber ingresos que se van a dejar de percibir. Bien por actividades previstas que no se han realizado o que no se van a poder llevar a cabo (cuotas de escuelas infantiles, competiciones deportivas, etc.), o bien porque se renuncia al cobro por afectar a población que ha perdido el empleo o ha visto muy reducidos sus ingresos familiares (alquileres, bono social, etc.). O por decisión política (ORA u otras).

Pero además es posible que la nueva situación afecte negativamente a los ingresos previstos por reducirse la actividad económica. Lo que se notará en todos los sectores. Desde el menor movimiento de tráfico, menores consumos específicos, menos construcción (del ICIO están previstos unos ingresos de 5,5 M€; y 3,6 M€ de licencias urbanísticas, etc.) hasta cuestiones casi anecdóticas, pero que sumadas, acabarán notándose (por citar un caso ínfimo: el arrendamiento de la Cúpula: previsión de ingresos de 35.000 €). Las partidas de tasas y precios públicos se reducirán. Y de forma muy notable, también mermarán enormemente los ingresos de Auvasa.

Igualmente se van a resentir las ventas de suelo (5,5 M€ previstos). Y habrá que ver cómo quedará la aportación del Estado (en principio ya fija, pero que podría variar). De hecho, las dos partidas de ingresos más fuertes son las del IBI (99 M€ previstos, donde no se podrán plantear incrementos, aunque se llevara a cabo la nueva ponencia de valores); y la de la aportación del Estado (74 M€) y la Junta (17 M€). No sabemos hasta ahora qué nuevas posibilidades va a haber de endeudamiento. Pero la reducción de los ingresos va a ser, previsiblemente, importantísima.

Aun desconociendo a ciencia cierta cuál va a ser la reducción de ingresos, deberíamos ir pensando en la reducción y reestructuración de los gastos. Pues aunque haya algunos capítulos que impliquen mayor gasto, en muchos otros deberá reducirse, para cuadrar las cuentas. Por de pronto, algunos gastos corrientes bajarán (previsiblemente la energía eléctrica), y otros subirán (internet). Mayor gasto habrá que prever en programas sociales. Quizá también en subvenciones. Intervención social, por ejemplo, tiene una partida de 13 M€ y otra de 1,8 (de ayudas a las familias), que quizá aumenten. La formación para el empleo se lleva ahora 120.000 €, pero quizá haya que pensar en subir esa cantidad. El fondo de contingencia, para el que se presupuestan 413.000 €, se quedará corto.

Pero muchas de las partidas de gasto deberán, como decíamos, reducirse. ¿Dónde se podría recortar, para permitir esa subida de partidas sociales y ajustarse a la reducción general de ingresos? Por de pronto, siempre hay partidas que inmediatamente se ven como susceptibles de recortar. Pero la clave va a estar en los grandes gastos corrientes y en las inversiones. O en retrasar gastos que pueden plantearse más adelante. Entendemos que la redacción de proyectos viene bien en estos momentos. De manera que las (numerosas) partidas de estudios y trabajos técnicos, que hay en 6 u 8 áreas, podrían mantenerse. En la Dirección del Área de Movilidad se prevén estudios por 120.000 €. En Intervención: 75.000 euros. También hay partidas de este tipo en Planeamiento Urbanístico y Medio Ambiente. Aunque también se prevén otras actuaciones que podrían retrasarse. Como la partida de Planificación de implantación de un tramitador/plataforma electrónica de los expedientes.

Habría que revisar las transferencias a la SMT (2,9), FMD (9), FMC, Viva (3,2), etc. A Auvasa (de 15,5; que ya se ha dicho que va a quedar corta). El préstamo a VAV (8,7 M€). En Mantenimiento de edificios se prevé un gasto de 872.000 euros en Urbanismo para reparaciones. Aunque alguno podría verse si puede esperar algún año más. También hay que destacar que en 2020 se ha aprobado una partida de 726.000 € destinada a iniciar la obra del nuevo Centro de Personas Mayores «Parquesol». Y hay partidas para obras en edificios en otras áreas (Participación, Educación, Servicios Sociales…).

El grueso de los recortes va a estar en las inversiones. Pavimentación, por ejemplo, tiene previsto un gasto de 7,35 M. Y ¿qué va a ser de las IFS? La pregunta es: ¿de qué se puede prescindir en el presupuesto de inversiones, dejándolo para más adelante? En principio, en Urbanismo o en obras. El alcalde ha dicho públicamente que “a bote pronto con respecto al ejercicio de 2019, el déficit sería de siete millones de euros”. Si bien, enseguida añadió que “esa cifra puede variar en función de lo que se vaya produciendo a lo largo del año, de lo que dure el confinamiento, de cómo se reactive la economía, de la salida de la cuarentena…” Están todavía enormemente abiertas las cuentas.

Elaborar dos planes. Uno primero de emergencia, de resistencia. Pienso que sería un error pensar en la necesidad de un solo programa o plan de acción municipal para “recuperar la normalidad”. Más bien convendrá, según creo, plantearse dos. Uno dirigido a paliar los efectos inmediatos de la situación de alarma y pandemia. Otro a medio-largo plazo, en el que se recomponga la actividad general, de forma adecuada. Pues algo que ha puesto de manifiesto esta pandemia es que de alguna forma estamos en riesgo. Y no solo (aunque ya con eso bastaría) por la salud. También la economía y el funcionamiento general de la ciudad. Pero se trata de dos cuestiones que, aunque habrán de compatibilizarse, no son idénticas. Sus objetivos no son coincidentes.

Hablemos en este post del primero. Un plan de choque (es decir: con toda la carne en el asador) que habrá de tener en cuenta la situación actual de la ciudad, las medidas tomadas (¿cuáles mantener, cuáles intensificar o reducir paulatinamente, qué duración prevista para cada una?), y previsión de nuevas actuaciones. Y todo ello en el contexto económico previsible para el Ayuntamiento y la ciudad. Previendo, a su vez, los posibles cambios económicos propiciados desde el Estado. Pues todo va a depender, de forma terminante, de las decisiones del Gobierno central. Y de la Junta y de Bruselas. Por ejemplo, será clave la decisión que se adopte respecto a las demandas de los ayuntamientos presentadas a través de la FEMP. Pero, aun con toda la prudencia política con que hay que actuar ahora, convendría ir redactando ese plan de emergencia que comentamos con lo que hay, sin esperar nada.

Y en ese marco, al revisar cómo podrá afectar la crisis al presupuesto municipal, analizar de qué forma podría modificarse. Los dos asuntos críticos son, según creemos: la protección social (en toda su amplitud); y el impulso económico (en lo relacionado con lo anterior). Estaría bien definir la intención municipal de volcarse en la protección social. No puede ser de otra forma. Y con seguridad en este punto habrá consenso. De manera que se podría marcar cuanto antes tendencia. Aunque se fuese a llevar por delante una parte importantísima del presupuesto de inversiones.

Y al decidir qué es lo más y lo menos urgente ahora, se deberían superar dos riesgos. Por un lado, el de pensar que, como quiera que parece necesario y urgente levantar el ánimo de la población, se decidiese programar eventos o fiestas que supusiesen un gasto elevado. No deberíamos caer en esa trampa. La austeridad obliga ahora, y hay que estar a la altura de las circunstancias. Como también se debería evitar el riesgo de “forzar la normalidad”. Porque debemos ser conscientes de que en estos momentos nada puede ser normal.

Revisión de medidas. Como se decía más arriba, ha de pensarse ahora, en primer lugar, un plan para los primeros meses. Naturalmente, aunando esfuerzos. Coordinado. Y construyéndose tanto de arriba abajo como al revés. Para lo cual, en primer lugar revisamos las medidas tomadas, ordenadas en 7 capítulos, con comentarios sobre su posible pertinencia para ese plan de resistencia o de emergencia que habrá que elaborar.

En primer lugar hay que referirse a las decisiones de suspender (o reducir, o aplazar) las actividades que no se pueda (o no se deba) realizar en este momento (se ha hablado de mesas de contratación, ORA, terrazas, transporte, parques, mercadillos, conciertos, festivales, eventos culturales o deportivos, etc.). Algunas de estas medidas concluirán cuando acabe la situación que las ha originado. Pero en otros casos habrá que ver las que se suspenden definitivamente (hasta la convocatoria del próximo año) y las que se aplazan. Aunque es obvio que no se puede concentrar todo en septiembre, y en muchos casos parece lo más sensato que algunas actividades no se lleven a cabo este año. Permitiendo que los meses siguientes al fin del confinamiento (complicadísimos) sean razonables, ordenados, y coherentes con la salida de la crisis. Es decir: el traslado de actividades a meses posteriores debería ser la excepción, y no la norma.

En segundo lugar, actividades diseñadas para aliviar el confinamiento (actuaciones de artistas desde sus domicilios, programas educativos, talleres para casa, deporte en casa y muchos otros). Habrá que mantenerlos el tiempo necesario. Porque en principio podría pensarse que estas actividades tienen los días contados. Y sin embargo… lo cierto es que hay mucha gente que vive en un cierto confinamiento todo el año, y que este tipo de “compañía” y sugerencias les ha de venir muy bien, también en situación normal. Convendría dar una vuelta al posible mantenimiento de algunas de estas propuestas.

En tercer lugar, intentar mantener la actividad municipal ordinaria, normal (teletrabajo, consultas on line, etc.). No nos engañemos: basta ver las comisiones on line para advertir que algunos de los asuntos vienen de antes, y que muchos otros es difícil moverlos por completo a través del teletrabajo. Y sin embargo, el esfuerzo que se ha hecho por poder trabajar a distancia y unidos tan solo por teleconferencias debe aprovecharse. Es un potencial que se debería completar y potenciar, integrado con la actividad presencial. Resolviendo asuntos pendientes (por ejemplo: hay quien no dispone de un equipo adecuado en casa). Pero tenerlo organizado es una ventaja que no podemos perder ahora.

El cuarto capítulo, priorizar las funciones esenciales municipales (limpieza, seguridad, residuos, averías y obras urgentes, abastecimiento, etc.). Se ha dicho, con razón, que en estos días se ha visto como nunca antes cuáles son los trabajos esenciales, de los que no cabe prescindir en ningún caso. Muchos ven ahora que lo esencial era eso. Y estaría bien reconocer ese carácter. Y en su caso, redimensionar.

El quinto se refiere a las medidas coyunturales de carácter sanitario (desinfección de determinados espacios, medidas de protección en ciertos servicios, distribución de EPIs). Que no solo hay que resolver ahora, sino que se deberían prever reservas bien dimensionadas para posibles nuevas situaciones futuras. Y de la misma forma que se elaboran planes de seguridad para casos de incendio, por ejemplo, en todas las edificaciones, prever también planes de seguridad para la protección frente a situaciones como la actual.

En el sexto capítulo se podrían agrupar las medidas coyunturales de carácter social (catering para niños y niñas, acondicionar nuevos espacios para personas sin hogar, nuevas ayudas de emergencia, ampliar la teleasistencia, medidas de funcionamiento de la ayuda a domicilio, apoyo psicológico, etc.). Un asunto crítico, desde luego. Siempre lo ha sido, pero ahora se ha puesto más de manifiesto aún. Requiere un mayor esfuerzo presupuestario (en coordinación con otras administraciones). Y la resolución de algunos proyectos que, aunque estaban en marcha, ahora se han vuelto aún más urgentes (como el del nuevo albergue de transeúntes, por ejemplo).

El séptimo grupo de medidas es igualmente clave. Son las decisiones que se han adoptado en algunas concejalías de apoyo económico por situaciones sobrevenidas (fondo social, suspensión de cobros, fraccionamiento o aplazamiento de pagos, posible reducción de cargas impositivas, ayudas a quienes se han quedado sin ingresos, etc.). Tendrá una importante incidencia en el presupuesto, y hoy por hoy (en que no se sabe aún cuándo se saldrá del estado de alarma) es muy difícil de valorar. Habrá que ver lo que tienen previsto otras administraciones, y los compromisos de otras instituciones. Todos los días se leen propuestas de intenciones. Y en algún caso (por ejemplo, Zamora) con propuestas concretas. Aunque es, insisto, difícil de evaluar todavía, la urgencia de adoptar nuevas decisiones en este sentido es también indiscutible.

A la vista de lo que se disponga en los distintos capítulos anteriores, habrá que plantear probablemente algunos ajustes en la organización y funcionamiento del Ayuntamiento (respecto a actividades, teletrabajo, plantillas, etc.), que también podrán venir reclamadas por el plan de dinamización económica y social que igualmente habrá que hacer (y que hasta ahora no hemos comentado en detalle). Pero sobre todo, como ya se dijo más arriba, habrá que reconsiderar profundamente el presupuesto, invariablemente. Para ajustarlo a la nueva realidad y a los dos planes que habrá que llevar a cabo. Es cierto que aún estamos en medio de grandes incertidumbres. Pero deberíamos ir avanzando, incluso en la consideración de diversos escenarios, dependiendo de cómo podrían evolucionar los acontecimientos. Y hacerlo ya, ahora, para responder lo antes posible.

(Imagen del encabezamiento: foto de Ramón Gómez, 5 de abril 2020, procedente de elnortedecastilla.es).

 


Dejar un comentario