Blog de Manuel Saravia

Algunas paradojas del 15-M

Se dice que las paradojas son una forma de verdad muy peculiar. Ideas extrañas que, al oponerse a lo que se admite habitualmente como verdadero, al contradecir el sentido común y (aparentemente) la lógica, anuncian nuevas dimensiones de esa misma verdad y lógica que creíamos tan bien definida. El denominado Movimiento 15-M resulta a primera vista un cúmulo de contradicciones y paradojas. Pero esto es así precisamente por su misma novedad, por no resultar tan evidente su lectura a la mirada tradicional.

1ª paradoja: Es un movimiento radicalmente político, político hasta la médula, y sin embargo contrario a cualquier forma organizada de la política. Lo cual resulta muy curioso, porque la política es precisamente organización. Claro que, según Rancière (otro raro), la política misma ya es paradójica en todas sus expresiones: “Lo peculiar de la política es la existencia de un sujeto definido por su participación en opuestos. La política es un tipo de acción paradójica”. Amador Fernández-Savater entiende este asunto de la política paradójica de las acampadas como sigue. “Politización apolítica: es la paradoja en tensión que da fuerza a este movimiento. Sin el desafío, sólo seríamos una simpática forma de vida `alternativa´ más. Sin el costado empático e incluyente, sólo seríamos otro pequeño grupo `radical´ separado e incapaz de morder la realidad”.

2ª paradoja: Este movimiento lo han puesto en marcha los “hijos de la precariedad” (J. Gutiérrez), los jóvenes movidos por la falta de horizonte, y sin embargo aparcan (al menos en las primeras semanas) las cuestiones que versan sobre las relaciones entre lo económico y lo político. O, por decirlo de otro modo, lo plantean desde un costado, no de frente. Se habla de la corrupción, de los privilegios de los políticos, de la legislación electoral y la necesidad de la democracia participativa. También se habló de la necesidad de un mayor control de las entidades bancarias y del derecho al trabajo digno, pero sin organizar el discurso. Aunque también escribe en el 15-M gente como Carlos Taibo, quien dice cosas como ésta: “Los dos partidos más importantes, en singular, escenifican desde tiempo atrás una confrontación aparentemente severa que esconde una fundamental comunidad de ideas. Uno y otro mantienen en sus filas, por cierto, a personas de más que dudosa moralidad. No es difícil adivinar lo que hay por detrás: en los hechos son formidables corporaciones económico-financieras las que dictan la mayoría de las reglas del juego”. Como complemento de esta paradoja, el hecho de que los principales problemas que abordan son superestructurales, y no demandas sociales mucho más concretas.

3ª paradoja: Es un movimiento espontáneo, pero la conversación con la mayoría de los acampados sobre muchos de los temas que se tratan resulta sumamente profesional. Probablemente sea consecuencia de la buena formación que tiene la juventud actual, pero lo cierto es que resulta sorprendente.

4ª paradoja: Se considera un movimiento que va contra el sistema, y sin embargo el sistema, hasta hoy, les deja estar, casi sin molestarles. La corriente de simpatía que suscitó su aparición fue enorme, en todo el mundo. Además, también resulta llamativo que se entiende muy bien todo lo que piden, no como en muchos de los movimiento que apuntan contra el sistema, que sumen en la perplejidad a buena parte de la sociedad, incapaz de entender siquiera las nuevas demandas. Caen bien a todo el mundo, y sin embargo dicen ir contra muchos de los componentes fundamentales de la sociedad actual. Es llamativo comprobar cómo en Valladolid, algunos meses antes se abortó un intento de acampada de la CGT, en vísperas de la huelga general de septiembre de 2010. Las policías nacional y municipal se encargaron de levantarlo inmediatamente. Y ahora, en Fuente Dorada, ni la una ni la otra han actuado. Es curioso cómo en algunos casos se ha tratado la relación con la policía. En Madrid, por ejemplo: “Antes que policías sois ciudadanos”, “vosotros también estáis hipotecados”, “policía únete”, “policía, tienes la palabra” (y se les ofrece el megáfono).

5ª paradoja: Dice ser un movimiento propio del siglo XXI, y sin embargo su centro de gravedad no está en ningún espacio virtual, novedoso o en red, sino en las plazas puras y duras, en el espacio más antiguo y primigenio de la ciudad. Esta vuelta a las plazas, físicas, palpables, combinada con el uso intensivo de las redes sociales, se ha demostrado con un enorme potencial que ni las primeras, por sí solas, ni las segunda, igualmente separadas del espacio material, pueden ofrecer.

6ª paradoja: Ofrece una dinámica liberadora, pero hay quien se siente esclavizado por ella misma. Se ha visto en las discusiones dirigidas al levantamiento de algún campamento. Leemos de “acampadasol”: “El sentir mayoritario ha chocado una y otra vez con una voluntad de bloqueo que ni argumenta, ni propone, ni construye, ni devuelve la generosidad que se le dirige. Pero seguramente es una equivocación buscar o señalar culpables. Los bloqueos son corrupciones de los principios mismos sobre los que se ha construido la plaza: consenso significa unanimidad, todos construyen la plaza y por tanto cualquiera puede participar en la asamblea y decidir sobre el campamento (duerma luego allí o sobre un cómodo colchón viscoelástico en casa), etc. Como dice una chica, `estamos atrapados en nuestra propia dinámica y somos esclavos de nosotros mismos”.

(Imagen: la acampada de Fuente Dorada, procedente de diariocritico.com)


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