Blog de Manuel Saravia

Calidades

El pasado 15 de junio se publicó, en esa antología poética llamada Boletín Oficial del Estado, la Ley 9/2022, “de Calidad de la Arquitectura”. Así, llena de mayúsculas: Calidad, Arquitectura. Es decir: una calidad superior, inusual. Excelente. Excelencia al por mayor. Porque la arquitectura (la Arquitectura) nos entrega, nos debería entregar siempre, Calidad. Megacalidad. Nada de cumplir objetivos mundanos. Nada de construir bien los espacios necesarios para los usos demandados. No. Hacerlo únicamente con Calidad. Siempre. Excelencia Siempre (lo cual es un auténtico absurdo, por definición: lo excelente no puede ser nunca la norma). Y lo lamento: creo que es una ley no solo innecesaria e inútil, sin sentido. Quizá dañina. Sino Ridícula. Eso sí. Puesta en circulación esta norma, quedo ansioso de una Ley de Calidad de la Medicina. Otra de Calidad del Transporte de Residuos. Del Diseño Industrial. Del Cultivo de la Alfalfa. Y de Calidad de la Música Pop. O, por qué no, una Ley de Calidad de la Poesía Misma. Qué Manera de Perder el Tiempo.

(Imagen del encabezamiento: Vista de la calle Pedro Coca, de Albacete, donde vive gente. Procedente de google.com).


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