Las asociaciones. En la ciudad hay censadas (en el Registro Municipal) más de mil asociaciones. Desde la Concejalía o desde el Grupo Municipal de VTLP nos hemos reunido, según creo, con más de 200 (censadas y no censadas). En algún caso una sola vez. En otros, decenas. Con distintos formatos: reuniones formales (incluso en “asambleas vecinales”, con la participación de todo el equipo de gobierno), paseos de calle, reuniones en la concejalía o en la sede de la asociación, o simplemente acudiendo a alguno de sus actos.
Podemos concretar algo más. Siguiendo la clasificación del propio ayuntamiento podemos recordar, en primer lugar, reuniones con casi una docena de asociaciones de autoayuda (me encantaría citarlas una a una, aunque creo que no viene a cuento), cinco de consumidores y usuarios, una treintena (o quizá más) de asociaciones culturales, educativas y deportivas. Por supuesto, en muchas ocasiones, con sindicatos, asociaciones empresariales (de distinto tipo y alcance). Más de 20 de voluntariado. Cuatro o cinco ecologistas. Y otras tantas asociaciones juveniles. Media docena también de asociaciones de promoción de servicios sociales. Tres o cuatro protectoras de animales. Un buen número (supera largamente la decena) de asociaciones de propietarios o juntas de compensación. Y algunas más (no muchas) no inscritas en el Registro Municipal. Centros universitarios, facultades, escuelas. Colegios profesionales (muchos: más de diez, sin duda). Aparte, por supuesto, de las más de 30 asociaciones vecinales (hay cuarenta y tantas, pero creo que no nos hemos reunido, por lo que sea, con todas).
Podríamos recordar muchas reuniones, actos, premios, visitas, con muchísimas asociaciones. Pero me resisto: me encantaría recordar todas y cada una, porque son la vida de la ciudad. Pero, en este punto, me quedo simplemente con los números. Porque no es baladí. Si sumamos, más o menos en grueso, obtenemos una cifra cercana a las doscientas (quizá exagere algo, pero muy poco, con seguridad). ¿Cómo organizar un seguimiento continuo, fructífero, ordenado, útil, con tales “uniones de personas dirigidas a un fin”?
(Abajo: Una visita a la Asociación Vecinal de Fuente Berrocal en la carretera de acceso a la urbanización, en 2021; la inauguración de la exposición itinerante “Premios de Arquitectura de Castilla y León 1991-2019”, con el COACyLE, en el mismo año; y reunión con las asociaciones vecinales de Belén y Pilarica, en 2017).
La calle. Como decíamos, en ocasiones las reuniones se acompañan de una visita a las calles, tranquilas o en obras. De cada contacto, en la forma que sea, se reciben quejas o sugerencias. Pero comentaba más arriba que no es fácil atender al volumen de entidades que reclaman respuestas. Si no se ordena, se desequilibra. En este mismo blog se publicaron las cuentas de un año de trabajo: 2018. Con 189 reuniones de plenos, comisiones y consejos que ocuparon a la concejalía de Urbanismo (y que no desglosaremos ahora). Se contabilizaban 92 reuniones con asociaciones vecinales. Y 133 asistencias a diversos actos.
Lo que intento señalar es que, con ese volumen, es necesario poner orden. Para ponderar el objeto de estos encuentros: informar y conocer. Ser informados del pensamiento, deseos o simplemente necesidades de esas asociaciones, que representan a la sociedad urbana organizada. Para lo que no vendría mal plantear una sistemática de reuniones y encuentros. Partiendo del que podríamos considerar básico: la Carta Ciudadana 2019-2023, elaborada por la Federación de Asociaciones Vecinales Antonio Machado.
(Abajo: Mapa de asociaciones en la web municipal; y asambleas vecinales en dos barrios, en 2020).
Un programa. Podría proponerse, para el año que empieza, organizar encuentros y visitas. No solo respondiendo a demandas, sino también por propia iniciativa, sistemática y proporcionada al tiempo disponible. Creo que sería especialmente útil. Para seguir trabajando con las asociaciones.
(Imagen del encabezamiento: Presentación de la Carta Ciudadana, procedente de tribunavalladolid.com).
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