Blog de Manuel Saravia

El Gato con Botas

(Hilo 18)

 

1. Los nombres de los albergues. En el programa de VTLP de 2019 se previó la construcción de un albergue juvenil que fuese «dinamizador» del turismo e hiciese de Valladolid una ciudad atractiva para ser visitada por los jóvenes. Aunque ya se cuenta con uno (situado en el Callejón de la Alcoholera, concretamente en la calle Villalba de los Alcores), Alberto Bustos consideraba que, aun siendo una buena instalación, la oferta de plazas, unas 50, “era insuficiente». Por lo que avanzaba el proyecto de construir uno nuevo entre las calles Simón Aranda y José María Lacort, de grandes dimensiones. Que se incorporaría a la Red Española de Albergues Juveniles.

He pensado que un buen nombre podría ser “El Gato con Botas”. Pues he visto que en otras ciudades se alude, con la denominación, a historias o cuentos tradicionales y extendidos, que pueden añadir algún valor. (Uno muy evidente: Le d’Artagnan, el albergue más grande de Francia). Además el nombre que planteamos viene perfectamente al caso. Un cuento antiguo (siglos XVI-XVII, en varias versiones) que alude a los viajes, a la magia, a la broma y al amor (“se enamora locamente”, ahí es nada). Y también al engaño (nadie es perfecto). Y creo que además puede verse como vallisoletano. Pues en algún lugar, que no recuerdo, he leído que el “Marqués de Carabás” lo era del castillo de Mucientes. (Abajo: imágenes del gato, en distintas versiones históricas).

2. Albergues juveniles y el Callejón de la Alcoholera. No consta en ninguna versión que el Gato con Botas durmiese en ningún albergue. Mas bien en buenos castillos. Los albergues juveniles nacieron (dicen) en Alemania, para que los estudiantes mochileros pudiesen viajar a bajos precios. Y es sabido que donde hay estudiantes y residencia, el ambiente aventurero, juvenil, divertido y ¿estudioso?, está garantizado. Los espacios comunes son la joya. En ellos se conoce y trata a los demás viajeros (con frecuencia, de diversos países). Los dormitorios, múltiples y con literas. Y los precios, reducidos. Se puede acceder a los albergues en forma individual o en grupo.

El albergue del Callejón de La Alcoholera, propiedad del Ayuntamiento de Valladolid y gestionado por el Consejo de la Juventud de Castilla y León, cuenta, como decíamos, con 51 plazas en total, 16 de ellas adaptadas para personas con movilidad reducida. Dispone de varias salas en alquiler para reuniones, actividades formativas y otras. Recibe sobre todo a grupos de asociaciones juveniles, equipos deportivos y excursiones que visitan la ciudad en edad escolar. Según leemos en su web, en 2019 recibió a más de 1.400 personas. En 2020 recibió el premio de Sostenibilidad de la Red Española de Albergues Juveniles. (Abajo: tres imágenes del albergue del Callejón).

3. Mirando hacia Milán. También hay albergues con nombres sencillos y directos: Ostello Bello. Es decir: albergue bonito. Tan claro que en Italia hay varios con ese mismo nombre: en Milán, en Como, en Umbría, en Roma, etc. Una cadena que ha tenido éxito. El primero fue el de Milán, que se fundó, según creo, en 2010. «Queríamos que fuera el hostal más hermoso de Milán”. En la actualidad cuenta con más de 50 empleados y 700 camas. Lo venden como “la solución ideal para los residentes y turistas de Milán: una oportunidad única para que los lugareños respiren aire internacional sin moverse del centro de la ciudad y una oportunidad igualmente preciosa para que todos los mochileros experimenten un original, Milán 100% genuino”. Pues estupendo.

El bar está abierto las 24 horas, tiene una biblioteca “llena de libros, guitarras colgadas en las paredes, colores contrastantes, madera sobre metal y pinturas sobre telas”. En los espacios compartidos se disponen “sillas que no coinciden”. También se comparte la cocina. Y los desayunos se olvidan “de los estrictos horarios de un hotel: cualquiera que sea la hora a la que te despiertes, ya sea a las cuatro de la tarde o al amanecer, pan, yogur, cereales, huevos revueltos, café y leche te esperan en la cocina”. Pues ya está. Perfecto. (Abajo: tres imágenes del interior del albergue de Milán).

4. El concurso: voy a pasármelo bien. Espero que en 2022 sea posible lanzar un concurso de proyectos para definir el nuevo equipamiento, con la colaboración de los colegios profesionales. Y según establezca el programa (con la superficie y características que se precise) por la Concejalía de Educación, Infancia, Juventud e Igualdad. Que en el año siguiente se ejecutaría. Para los trámites jurídicos previos (hasta el registro de la nueva parcela) habría que acelerar. Pero luego, con el desarrollo del concurso, creo que podríamos hacer honor al tema de Hombres G. Tanto los participantes como el jurado, los vecinos y los viajeros. Al fin y al cabo, si han venido a Valladolid a rodar una película con ese mismo título, por algo será.

(Imagen del encabezamiento: Ostello Bello, de Milan, en hostelsclub.com)

 


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