Blog de Manuel Saravia

El rencor

Puede leerse esta curiosa historia (que cuenta Sofia Gadici) en La Stampa de ayer, 12 de octubre de 2019. Según nos dice, en Beirut puede verse un edificio de solo 4 m. de profundidad en su parte más ancha y únicamente 60 cms. en la más estrecha. Parece una aberración, desde luego. Pero no hay que hacer tantos aspavientos. Pues en muchas ciudades hay edificios estrechísimos. En Valladolid, por ejemplo, en la calle Galatea hay un edificio con un fondo de poco más de esos 4 m de Beirut en su parte ancha, y yo creo que menos de los 60 en la más estrecha.

Pero las razones que han llevado a tales estrecheces son, con frecuencia (como en Valladolid, por seguir con la cita), consecuencia de operaciones urbanísticas muy enrevesadas. Como la apertura de calles en situaciones difíciles (me refiero ahora a la calle Galatea, claro, que se planteó con un trazado forzadísimo).

El caso de Beirut es, según parece, diferente. Pues nos cuentan que fue construido “por despecho” sobre unos terrenos en disputa entre dos hermanos, en la década de los 50. Se levantó únicamente, aseguran, como consecuencia del enfrentamiento (sin duda amargo) por el reparto de la herencia paterna. Dicen saber que se levantó esta extrañísima casa con el objetivo de ocultar la vista del mar al edificio posterior, propiedad del otro hermano. Y de ahí que se le denomine “El Rencor”. Y la verdad, si fuese cierta la historia, creo que sería un nombre bastante apropiado. Que nos permitiría hablar de un urbanismo del resentimiento y del rencor: qué bonito.

(La imagen es de la versión digital de La Stampa del 12 de octubre de 2019).


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