Blog de Manuel Saravia

doscientos viernes

Los semáforos como síntoma

Hay gente a la que, por lo que sea, le gusta muchísimo regular todo. Cuanto más regulado, mejor. Otros prefieren hablar las cosas. Negociarlas. En la voluntad del acuerdo, en concertar, ajustar el comportamiento en cada caso. Y regular solo lo necesario. Entre los primeros, Purujosa. Un municipio de Zaragoza[…]

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Música en el cielo de la noche

A muchísimos nos gustan (muchísimo) los fuegos artificiales. Son preciosos (“noctámbulos ardores” dijo Miguel Hernández); aunque “no duren más que el beso de un amante a su amada, si es que siquiera eso”. O quizá son tan preciosos precisamente por tan fugaces. No sé. Pero creo que es lícito verlos[…]

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Una tristeza infinita

De verdad. No podía pensar que, al ver el abrazo de Luna en Ceuta a un inmigrante exhausto, pudiesen decirse las cosas que se han dicho. Nunca pensé que hubiese gente tan miserable. Tan indecente. Tan cruel. Lo siento. No estamos hablando de política, sino de …. pongan lo que[…]

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Mil idiomas en las calles

Con motivo de la Seminci, estos días se oye más gente que habla otros idiomas en Valladolid. Y es fácil evocar a las grandes ciudades, o a las de frontera, o a las más cosmopolitas, donde se escucha habitualmente de todo en sus calles. Esa multiplicidad de lenguas les da[…]

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Una hoguera en la plaza

La fiesta reclama el baile: ¿alguien lo duda? La música, la noche. El banquete y la bebida. Pero también el fuego. Bataille decía que se parece a «un incendio ilimitado” que “irradia calor y luz, inflama y ciega, y aquel a quien inflama y ciega, a su vez, súbitamente, inflama[…]

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Pliegues

Decía Gómez Pin (en El drama de la ciudad ideal) que quien intente construir una ciudad o un paisaje “que recree la verdad” de lo urbano y lo territorial, ha de dirigirse a «la singularidad de la forma perturbada, a la intrínseca pluralidad de sus epifanías”, de sus manifestaciones. Las[…]

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Así hablaba King

No voy a contar la historia de King, el protagonista de Una historia de la calle, de John Berger. Me limitaré a recoger, en defensa propia, algunas de sus frases más curiosas. Sobre la necesidad de escuchar la risa. “Para empezar el día, Danny necesita oír risas, como otros necesitan[…]

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Estar en las nubes

Cualquiera que vea la imagen de esos estudiantes de derecho esculpidos en el sepulcro de un profesor de Bolonia tiene que quedar impresionado. Todos los rostros son atractivos. Pero destaca especialmente el de una mujer joven que, apoyada en el brazo izquierdo y dejando la otra mano suavemente sobre el[…]

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