Blog de Manuel Saravia

Filósofos que pasean

Uno de los paseos más famosos, conocidos y celebrados del mundo es el Philosophenweg. Desde él se pueden disfrutar muchas vistas (preciosas) de la ciudad vieja de Heidelberg, que está al otro lado del río Neckar. Pero no es un elemento completamente formalizado. Al contrario; hay tramos que parecen una vía rodada, otros empedrados, unos estrechos y otros anchos, escalinatas, recorridos junto a muros y tapias y otras piezas más abiertas, un buen número de miradores (cada uno según su propia ley)… Es cierto; cuenta con dos atractivos impagables: las vistas (el lugar) y las historias (el tiempo). Unas panorámicas que alimentan el espíritu. Y el recuerdo de la presencia por allí de Lutero, Goethe, Weber, Mark Twain, Schumann o Turner.

Pero por encima de todo tiene un nombre, el paseo de los filósofos, que le otorga unidad y personalidad. Porque además está muy bien traído. Ya en las Ensoñaciones del paseante solitario J. J. Rousseau vinculaba pensar, soñar y pasear. Y hay muchos escritos de muchos más autores que certifican esa relación casi inevitable, como explicaba García Gual en un cuidado artículo de El País hace casi exactamente dos años (“Pasear y pensar”). Acertaron, por tanto, con el nombre. Porque esa denominación es la que, en mi opinión, le da la mayor potencia al paseo.

¿Cómo denominar a los largos paseos de nuestra ciudad que aún carecen de nombre, para que con el título expresen su, llamémosla así, alma? Podría ser mediante un título meramente descriptivo de las intenciones con que se construye (Sendero verde). Indicativo del lugar hacia el que se dirige. Revelador, quizá, de algún elemento característico (Unter den Linden, Bajo los tilos). Indicativo de alguna asociación con personajes o hechos, reales o más o menos fabulados o sugeridos (como en el caso de Heidelberg, que comentamos). Pero para mí, lo mejor sería, sin duda, encontrar una denominación que lo conjugase todo: geografía, historias, sueños y destino. Y tal es el desafío que tenemos por delante para denominar las vías de paseantes que pretendemos formular en nuestra ciudad. Seguiremos informando.

(Imagen de Valéria Almeida. Philosophenweg, en Heidelberg, 2013).


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