Blog de Manuel Saravia

Guarda tu guitarra en un lugar oscuro

Lo recomendaba el Captain Beefheart: “Cuando no estés tocando la guitarra, cúbrela y guárdala en un sitio oscuro. Si no la tocas durante más de un día, asegúrate de dejarle un cuenco con agua”. Vayamos por partes.

El sitio oscuro. La sombra. “Nuestros antepasados, que poetizaban todo”, lo tenían claro. “Lo bello no es una sustancia en sí, sino tan solo un dibujo de sombras”. Porque “eso que generalmente se llama bello no es más que una sublimación de las realidades de la vida”, el enigma de la sombra, el latido de la noche.

La guitarra. “Acá en Argentina le decimos viola a la guitarra en general”. Jan Rousseau estaba convencido de que al intérprete de viola “se le encomendaba la misión de imitar todo ‘lo que de encantador y agradable puede procurar la voz’, con la ternura, con la delicadeza, con la tristeza y con el espanto que se proponía hacer sentir”.

El relámpago. Del mismo Captain Beefheart es también esta recomendación: “Nunca apuntes hacia nadie con tu guitarra”, porque “tiene más potencial que un relámpago”. Los rayos “rasgan la espesura negra del cielo y dejan entrever la cualidad invislumbrable y pavorosa que está en la naturaleza; fragmentos del horrendo sol que hay tras la noche”. Y cuidado: “La música no es el final de la tormenta. Es la tormenta”.

Pero falta lo mejor: el cuenco con agua. El agua en un cuenco, en un cántaro, para alimentar, amablemente, en la oscuridad a la música. A la guitarra que allí descansa. Lo explicaba Lorca. “Todas las tardes el agua se sienta / a conversar con sus amigos”. Y está en vela, duerme poco. “El agua duerme una hora / y el mar blanco duerme cien”. Calmará la sed de la guitarra. Para la vida. Supongo.

Porque (esto sí que lo sabemos bien), aun entre nubes y borrascosa, la música “no es la muerte. Y si no es la vida, está muy cercana a la vida, está en la vida, en lo que de naciente hay en la vida”. En lo que, como el agua misma, de naciente hay en la vida.

(Imagen: una guitarra, sin cubrir, en la oscuridad. Las citas proceden de beefheart.com; J. Tanizaki, El elogio de la sombra -Siruela, 1994; or. de 1933-; P. Quignard, La lección de música -Funambulista, 2005; or. de 1987-; y F. García Lorca, Libro de poemas -Alianza, 2014, or. de 1921).


Dejar un comentario