Blog de Manuel Saravia

Huelga por dignidad


 Artículo publicado por J. Robledo y M. Saravia en Delicias al día.
 
Hay que hacer huelga aunque sólo sea por dignidad. Parar todos un día para poner de manifiesto, clarito, clarito, el rechazo a este modo de hacer que desprecia la razón, somete el Estado a “los mercados”, hace dejación de las propias responsabilidades y carga, una vez más y van…, sobre las costillas de las personas de los grupos sociales más débiles. Es lógico que no hagan huelga los poderosos, y que usen todos sus medios para convencernos de que tampoco la hagamos los demás. Pero no tiene sentido que los demás no expresemos nuestro rechazo (conjunto y unitario) a la política económica que se está llevando en los últimos años y que es la madre de este cordero.

Hay que hacer huelga por la ausencia de explicaciones aceptables. Usan argumentos que recuerdan a aquel anuncio en el que un mecánico, tras revisar un coche decía “esto va a ser la junta de la trócola”. No se puede decir que como “están atacando la deuda externa de España” hemos de recortar el gasto público (incluyendo el gasto social), y esperar que nos demos por satisfechos. Primero porque no es verdad que nuestro gasto público sea excesivo, España tiene el gasto público más bajo de la Europa de los quince (UE-15) y segundo porque nuestra fiscalidad es de las más bajas (del 33%). Pero aunque fuera cierto no pueden decirse esas cosas sin explicarlas claramente para que lo entendamos todos. A lo mejor nos convencen de que no hay otra salida. Mientras no nos lo expliquen (a todos, y claramente) tenemos que mostrar nuestro rechazo.

Hay que hacer huelga por la ausencia de una política activa, digna de tal nombre. La sumisión al poder económico se da por hecha, cuando nadie ha dicho que deba ser así. Los poderes financieros imponen su voluntad a los poderes representativos, que se pliegan y renuncian a llevar a cabo sus programas electorales. Vivimos una dictadura de los mercados, y nuestros representantes políticos no quieren o no se atreven a hacer frente. ¿Están legitimados para llevar a cabo esa renuncia? Los grandes poderes financieros han salido a flote del desastre económico que han provocado, y han conseguido frenar incluso las reformas tan tímidamente planteadas por el G-20. Son, y serán si no lo remediamos, los triunfadores de esta crisis. No sólo se ha renunciado a pedir responsabilidades, sino que, sirva como ejemplo, ni siquiera se han suprimido los paraísos fiscales. ¿Quién ha legitimado a nuestros gobernantes para actuar así?¿En qué fecha y a causa de qué renunciaron a la dignidad?

Hay que hacer huelga para señalar a los responsables políticos en la doble acepción del término: tenemos que exigir que asuman su responsabilidad por lo que ha ocurrido –por tanto están obligados a reparar los efectos- y tenemos que reclamar que sean responsables en lo que, a partir de ahora, hagan o decidan. El hecho incuestionable es que el sistema no ha funcionado. Ha fallado como una máquina vieja por varias de sus partes. Centrándonos en la figura del presidente, aunque no tuviese responsabilidad alguna (que obviamente la tiene), ¿cómo es posible que no haya dimitido (no sólo él) ante tal desastre? Sólo en Islandia ha habido dimisiones. La responsabilidad política se imputa por el uso que un órgano hace del poder. Se atribuye al presidente una sanción por la manera de usar su autoridad en el caso, que no puede volatilizarse.

Hay que hacer huelga por la responsabilidad personal de los actuales dirigentes políticos del país. Aunque no fuesen los culpables del inicio del ciclo, -algo tan cierto que tiene a sus ‘aparentes’ rivales callados en este tema- lo so de su mantenimiento y de no poner ningún coto. El ministro de Fomento, José Blanco, lo ha expresado mejor que cualquiera de nosotros: veíamos “una burbuja inmobiliaria creciente que todos sabíamos que estaba ahí y no hicimos mucho para atajarla”. Reconoce “no haber combatido con más determinación la burbuja porque eso sí que probablemente nos hubiese podido evitar algunos problemas que tenemos”.

Pero hay que hacer huelga también, y sobre todo, por resistencia de clase. Por el tipo de recortes que se ha hecho, por la forma en que se está gestionando la famosa crisis. Avergonzados, muchos dirigentes socialistas dicen que “no hay otra alternativa” que la “contrarreforma laboral”. ¿No hay otra alternativa? Bienvenidos, colegas, a la lucha de clases. Si se quiere paz social, y todos la queremos, hay que corregir claramente esta deriva porque una paz sustentada en la injusticia no es propia de tal nombre. Y el momento de reparar es ahora porque es el que vivimos. Si no se reforzaron las precauciones en tiempo de bonanza pues habrá que hacerlo ahora. Precisamente ahora.

Es decir: por dignidad hay que hacer huelga. Hacer huelga para decir, sencillamente: No. Y así luego poder decir sí.

(Imagen: Plaza de San Juan, Valladolid. Foto: MS)


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