Blog de Manuel Saravia

Notas de una exposición

Algunos comentarios de la exposición “Valladolid. Modelo de presente, espacio de futuro

Hace unos días (era miércoles de ceniza, pero por pura casualidad), con la intención de colaborar con el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Valladolid para explicar sus logros de los últimos años, hicimos una visita guiada a la exposición titulada “Valladolid. Modelo de presente, espacio de futuro”, que ha montado el Ayuntamiento (¿o el PP?) en la Sala de Las Francesas, para verse entre el 23 de febrero y el 27 de marzo.

1. El título ya impacta. ¿En qué es modelo hoy Valladolid? ¿En pinchos? ¿Cómo se reconoce un espacio de futuro? ¿Lo son todas las ciudades? ¿Lo es Cuéllar, por ejemplo? ¿En qué se nota que Valladolid es modelo de presente y espacio de futuro? (o modelo de futuro y espacio de presente, como equivocadamente se dice en el panel de acceso: qué más da).

Acudamos, para resolver las dudas, al panel inicial que encontramos al entrar. La definición que se da en él de Valladolid es tremenda: “Ciudad que sigue una tendencia innovadora y de desarrollo, que marca un gran compromiso con sus habitantes, fomentando su calidad de vida”. Nosotros creíamos que la ciudad éramos sus habitantes, y no que se trataba de algo ajeno que, sin embargo, “marcaba un gran compromiso”. Vaya.

Pero lo que sigue es peor: “El devenir de Valladolid merece la pena y lograrlo es cosa de todos”. Después unas frases surrealistas, y concluye: “… proyectos que se enmarcan en una labor de geoposicionamiento y de innovación, con el objeto de asegurar el futuro a corto, medio y largo plazo”. Conclusiones: 1ª) No hay dios que lo entienda. 2ª) No pretenden que se entienda nada. Ni dicen en qué es modelo ni cuál es ese espacio de futuro. Desde este primer panel se aprecia que no interesa exponer datos ordenadamente para que la gente saque sus propias conclusiones, sino que se trata de un acto de propaganda, exclusivamente.

2. Propaganda electoral, obviamente. No se trata de una rendición de cuentas del Ayuntamiento con la ciudad, cuando ni está a la vista un debate sobre el estado de Valladolid, ni esta exposición tiene carácter anual. Al contrario, se presenta con la intención expresa de exponer lo hecho en los últimos 4 años, y se hace a poco más de dos meses de las elecciones municipales. Parece, por tanto, una exposición de lo hecho por este equipo municipal. Es decir: propaganda electoral. (Por cierto, en la inauguración se intentó –con escaso éxito- rechazar la idea de electoralismo porque la exposición –se dijo- “no hace mención a los proyectos que podrían llevarse a cabo en el próximo mandato, como el Palacio de Congresos o el Valladolid Arena”. Pues bien: el Valladolid Arena no sólo figura, sino que tiene un apartado para él solito. Ni siquiera saben lo que exponen).

Pero, aún siendo electoralista, se realiza de forma tramposa. Pues no se coteja lo previsto en el programa electoral del PP, con el que hace 4 años accedió al Ayuntamiento, ni tampoco se propone un análisis de los hechos y circunstancias en que se han tomado las decisiones: cuál era la situación económica, cuáles las alternativas en cada momento, por qué se han tomado las decisiones adoptadas, en qué situación queda la ciudad, etc. Para ver lo alejado que está de la realidad y el desinterés que muestra por lo que pasa basta señalar que entre las cerca de 10.000 palabras de los textos que figuran en los paneles (es una exposición muy literaria), o que se pronuncian en los vídeos, no aparece ni una sola vez la palabra crisis. Y, sorpréndase el visitante, tampoco se habla del soterramiento (únicamente se cita la “espina verde”, y de forma desvinculada del resto de la operación).

3. Para entender la exposición, y ya que el título no nos resulta útil, debemos atender directamente al contenido. Observemos para ello el panel con el organigrama que está cerca del acceso. Aprecie el visitante en él una bonita línea central que recuerda a un paso de cebra corto y oblicuo: no busque su significado, porque no significa nada. Quizá sólo exprese que el tiempo avanza inexorablemente. Por encima y por debajo de esa línea se disponen 20 rectángulos en el apartado “pasado”, 13 en el “presente” y 6 en el “futuro”. Suman 39 rectángulos. Lo expuesto en la sala se distribuye en 41 epígrafes, pero buena parte de ellos no se corresponden con los títulos de los rectángulos. Algunos agrupan elementos del organigrama, otros se subdividen y otros faltan. La sensación de desorden y falta de rigor empieza a preocupar.

Entonces, ¿qué tenemos expuesto? 20 epígrafes se refieren a urbanismo y 14 a equipamientos (entre ambos se llevan el 83% de la exposición, sin contar maquetas o elementos, también todos de urbanismo). No hay nada, al margen de los espacios urbanos y los edificios contenedores, que se refiera a la política cultural, social o económica llevada a cabo en la ciudad. Nada sobre las actuaciones realizadas de impulso democrático o cosa parecida. Básicamente sólo se expone obra. (Los 7 epígrafes restantes se refieren al vehículo eléctrico, a espacios web, tarjetas, digitalización del archivo y punto limpio móvil). Da la impresión de que para el Ayuntamiento actual la ciudad se reduce al urbanismo.

4. Citas poéticas. Decíamos que no se contextualizaban los proyectos expuestos en un marco económico y social que permita evaluar su interés o acierto. Tan sólo se contextualizan con tres bonitas citas de Delibes, Guillén y Zorrilla. Veamos: 1º) “Si el cielo de Castilla es alto / Es porque lo habrán levantado / Los campesinos de tanto mirarlo”. 2º) “Calles, atrios, costanillas / Por donde los siglos van / Entre hierros y cristales / Entre más piedra y más cal”. 3º) “Un recuerdo en cada piedra que toda una historia vale, cada colina un secreto de príncipes o galanes”. El guía que firma estas notas se considera incapaz de explicar la relación entre estos versos y el contenido de la exposición.

5. Repasadas las citas poéticas ya estamos en condiciones (espirituales) para recorrer los 41 epígrafes de que consta la exposición. En el folleto que se preparó al efecto se explicaban algunas cosas de los 41 asuntos. Pero aquí no vamos a comentar ahora uno a uno su contenido. Vamos, sin embargo, a hablar algo de la estructura de la exposición. Se organiza en 7 espacios: Primero, un espacio de presentación. Luego, cinco espacios más, correspondientes a cinco “ejes temáticos”: “Las bases del mañana”, “Un valor en alza”, “Una ciudad para ti”, “Realidades de futuro” (con Pinar/Milenio), y “Valladolid calidad de vida”. Por último, un Espacio de vídeo. Parece realmente una estructura recomendada por Borges (que en el “Emporio celestial…” clasificaba a los animales en categorías tales como: los amaestrados, los pertenecientes al emperador, los que se agitan como locos, los que acaban de romper el jarrón, los que de lejos parecen moscas, etc.; es decir: una disparatada taxonomía). Y así, efectivamente, encontramos un centro cívico entre las “bases del mañana” y otro en la “calidad de vida”; se habla de la movilidad en tres espacios distintos y la Plaza del Milenio aparece en otros tres. Todo muy complicado.

6. Pensamos, sin embargo, que puede ser una estrategia bien elaborada, concebida para fomentar la interactividad del espectador. Al inaugurarse la exposición el alcalde dijo que con ella se “demuestra que tenemos un proyecto de ciudad”. Realmente, a la vista de este caos de exposición no parece que tengan las ideas muy claras. Se transmite la impresión de un enorme caos, con proyectos que, correspondiendo a otra época ya pasada, los arrastramos hasta hoy como si no hubiera sucedido nada, sin hacer gala de ninguna capacidad de reacción, con una manera de decidir enormemente inconveniente (sin participación, con camarillas, vinculada a intereses de ciertos grupos económicos). Da la impresión de que no ha habido capacidad para gestionar los principales asuntos que se plantearon para los últimos cuatro años, y por eso buena parte de ellos ni siquiera se mencionan ahora.

Pero es posible que haya un proyecto de ciudad potente y claro que no hemos sabido ver. Proponemos un ejercicio de interactividad, siguiendo el posible juego que quizá nos estén sugiriendo los organizadores de la exposición. Se trataría de que el visitante construyese el mensaje. Reúna para ello, si tiene tiempo, ganas y humor, entre los 41 epígrafes, todos los que traten, de un modo u otro, de economía. Luego los que se refieran a la creación de empleo. Más tarde los de política social. Después, los de cultura. Luego, ya en urbanismo, los de movilidad, suelo, vivienda, etc. Y vaya viendo qué elementos de ese supuesto proyecto de ciudad se nos van presentando, que mensajes podemos leer, cuál es la coherencia del conjunto hasta alcanzar ese total magnífico que nos anunciaba el alcalde.

7. Nota final del guía: Es posible que al componer las piezas el visitante no sea capaz de formar un proyecto de ciudad coherente. Porque también es posible que no lo haya.

(Imagen: foto de autor desconocido de la visita guiada a la exposición, realizada por IU Valladolid el día 9 de marzo de 2011).


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