Blog de Manuel Saravia

Pedir disculpas

Cuando hay algún daño (aunque sea leve), y también una responsabilidad clara de quien está en su origen, hay que pedir disculpas. Por supuesto, intentar compensar. Y resolver las causas que lo hayan originado. Pero también pedir perdón. En el Pleno de hoy se han analizado los retrasos de la obra de Panaderos-Labradores. Y se ha dicho, por las molestias, trastornos o quebrantos causados por ellos: lo sentimos.

Es verdad que la mayoría de las obras, como sabemos, tienen retrasos. No todas: solo el 72%. Y es algo que sucede en cualquier ciudad. Lo cual no justifica nada, es evidente. Pero no está mal saberlo. Pues, en efecto, hay datos sobre este asunto que dan cuenta del porcentaje de obras con retrasos (algunas estadísticas recientes en el Journal of Construction Engineering). Pero insisto: que haya retrasos en la mayoría de las obras (un mal compartido) no justifica nada.

Como tampoco sirve de excusa que la Junta, por ejemplo (vaya: ya salió la Junta), firmase el convenio de las viviendas de Puente Colgante el pasado 13 de julio de 2016: “Ana Pastor no ha dado plazos, aunque en 2017 deberían estar concluidas”, se dijo entonces. Y aún siguen en obras. O que la Diputación (ya salió la Diputación) esté así en Olmedo: “Malestar en Olmedo por el retraso de las obras en la avenida Nicolás Rodríguez. Los trabajos, que tenían un plazo inicial de cinco meses de ejecución, llevan ya un año de demora”. En fin. Obras y retrasos.

Pero a pesar de todo ello, y lo repito por tercera vez, los retrasos en las obras no deberían ser una ley inamovible. En el Pleno se han explicado las razones de los que se han dado hasta ahora en la obra referida de Panaderos-Labradores. Pero, con todo, y como es obligado, finalmente también se han pedido disculpas:

“Entiendo que quien tenga un negocio que se haya visto afectado, no solo esté molesto, sino que reclame. Soy consciente de que quien vive allí está soportando las obras: el ruido, el polvo, y todo lo demás. Que es normal que haya gente disgustada, molesta, incluso enfadada. Es normal. Aunque, también puedo asegurárselo, hay gente extraordinariamente comprensiva que sabe que estas obras se hacen por razón del bien común y las tolera de buen grado. En todo caso, tanto a quien está molesto como a quien lo comprende y acepta, no puedo dejar de manifestar, en nombre del Ayuntamiento, nuestra comprensión y nuestras disculpas”.

(Imagen de las obras en la calle Panaderos. Foto de Miriam Chacn, ICAL, publicada en El Día de Valladolid).


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