Blog de Manuel Saravia

Policía: cuidar el tono

Desde la Constitución de 1812 cuentan los ayuntamientos españoles con policía propia, encargada de la seguridad de las personas y bienes de los vecinos y de la conservación del orden público. En Valladolid se creó el 29 de diciembre de 1856. La formaban, al parecer, un Jefe y ocho guardias, que constituían el Cuerpo. En 1952 se puso el nombre actual de Policía. Sus funciones están recogidas en el artículo 2 del Reglamento de 1987 (modificado en 1997), y se dirigen a ordenar el tráfico, proteger edificios y autoridades municipales, realizar “las funciones de Policía Administrativa en lo relativo a ordenanzas, bandos y demás disposiciones municipales”, auxiliar en catástrofes, cooperar con las policías administrativa y judicial o cooperar en la resolución de delitos privados, entre otras. Cuando se dice en el mismo texto que podrán “colaborar con otras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad en la protección de las manifestaciones y en el mantenimiento del orden en grandes concentraciones humanas”, se añade esta cautela: “cuando sea requerida para ello”. Es cierto que en el repetido artículo 2 hay un epígrafe final en el que se admiten como funciones propias de la Policía Municipal también “cuantas otras se le encomienden por la Alcaldía dentro del marco de las competencias establecidas por la ley”: una expresión abierta que debería aplicarse con cautela.

Algunos datos

La plantilla está formada por 506 personas (de ellos 29 vacantes en la actualidad), según consta en la Memoria de 2009. El superintendente es Juan López de Haro, Hay 3 intendentes, 2 mayores, 8 inspectores, 16 subinspectores, 39 oficiales y 437 agentes. Las comisarías son cinco, una por distrito, si bien no existe en el centro, y en el 3º (oeste), hay 2: en Parquesol y en Avda. de Palencia. Se cuenta con 97 vehículos, 129 motocicletas y 441 armas. La organización se estructura en los 5 distritos citados, y una jerarquía de áreas y secciones con Jefatura, Plana Mayor de Mando, División de Servicios Técnicos y Especiales y Servicios Generales.

Hay dos servicios especiales que nos interesan “especialmente” (ambos dependen directamente de Jefatura): el Servicio de Atención a Víctimas de Violencia Doméstica (SAVVD), y el Grupo de Escoltas y Contravigilancia Operativa (GECO). Para 2011 se ha anunciado la puesta en funcionamiento de la unidad de Policía Judicial. El presupuesto de la Policía fue, en el mismo 2009, de 24,36 millones de euros (inversiones: 1,6; bienes corrientes y servicios: 3,3; y el resto en gastos de personal). Las denuncias han subido en muchísimo en los últimos años: por tráfico urbano hubo en 2008 un total de 98.662 denuncias; mientras que en 2009 la cifra ascendió hasta las 170.568. Los vehículos trasladados a los depósitos municipales fueron 6097 en 2009. Por cierto, la grúa funciona con grúas municipales (algo menos del 30%) y contratadas (el resto).

Normativa

Los cuerpos de Policía Local son institutos armados de naturaleza civil, con estructura y organización jerarquizada, rigiéndose, en cuanto a su régimen estatutario, por los principios generales de la LOFCS (Ley Orgánica 2/1986, de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado). También hay que tener presente la legislación del Régimen Local, la Ley de Seguridad Privada (23/1992, modificada en 2000), e incluso un Reglamento de funcionarios de las Corporaciones Locales de 1952, que al parecer está vigente aún (parcialmente). Pero sobre todo nos interesa la Ley autonómica 9/2003, de 8 de abril, de Coordinación de Policías Locales de Castilla y León; y el mismo Reglamento de la Policía Municipal de Valladolid de 1987 (modificado en 1997). En una publicación se explica detalladamente el funcionamiento de la Policía Local en el contexto de la seguridad general del Estado: Francisco López-Nieto y Mallo, La Policía Municipal (3ª ed. en 2007; El Consultor).

Posiciones

Las mejoras previstas en distintas declaraciones (o correspondientes a programas políticos) se refieren a cinco tipos de cuestiones. El primero, la ampliación de los recursos, tanto personales como materiales. El PP prometió la creación de una nueva Comisaría de Distrito en la zona Centro y la dotación de nuevas tecnologías, por ejemplo. El mismo Alcalde ha valorado, en la fiesta de la Policía Municipal de 2010 (28 de noviembre), “el desarrollo tecnológico que ha experimentado el Cuerpo en los 15 años que lleva como alcalde”, la construcción de la nueva galería de tiro virtual (no citó el conflicto originado con los vecinos por esa misma actuación), el parque infantil de seguridad vial o la oficina portátil de movilidad. El segundo, poner énfasis en la actuación policial sobre determinados grupos, en determinados lugares o sobre ciertos temas. El PP se refirió a las drogas y el alcohol, los ruidos, los animales, la violencia de género, los centros escolares, “las zonas de ocio nocturno”; y el Psoe añadía “las zonas de especial concentración ciudadana”.

El tercer grupo de temas se refiere a la Policía de Barrio (se plantea la ampliación del horario) y la creación de nuevas figuras policiales. Suele valorarse la cercanía de la primera, y se plantea la creación de mediadores, “agentes tutores”, “agentes de enlace”, o incluso la vuelta de los “serenos”. El cuarto grupo apunta a la coordinación de los distintos cuerpos policiales (incluso en el Alfoz), la recuperación del Consejo de Seguridad Ciudadana, redacción de planes específicos, etc. Y el quinto grupo se refiere a la formación: “Incrementaremos la formación policial especializada, en materias de extraordinaria importancia y sensibilidad social”, decía, de nuevo, el PP.

En el programa de IU se hablaba de algunos de estos temas (literalmente, por ejemplo, se reclamaba “eficacia policial con mayor coordinación y mejores medios técnicos”; o de “continuar la formación de la policía municipal para tareas de atención, orientación y acompañamiento a mujeres maltratadas”, por ejemplo). Pero se incorporaba otra propuesta extraordinariamente relevante: “Derogación de la ordenanza antivandalismo, porque no persigue la educación y la corresponsabilidad en el mantenimiento del mobiliario y la buena conducta, sino la mera sanción de comportamientos incívicos”. En efecto, hay determinadas normas y comportamientos que confieren un tono determinado a la actuación policial que, más allá del contenido de programas y funciones, crean un clima de actuación que puede acabar determinando la calidad del servicio.

Otro contexto

Precisamente en 2010 se ha hecho público un informe de Amnistía Internacional, que ha sido apoyado por las dos asociaciones mayoritarias de la Policía Nacional y la Guardia Civil, en el que se denuncia que la formación que reciben en derechos humanos los agentes policiales es ”manifiestamente mejorable”, e incluso claramente «deficiente». Además, “se presta una escasa atención a la cuestión del racismo y la xenofobia». Y más aún: «Faltan criterios para asegurar, durante la formación de ingreso, que se descarta a alumnos con valores o actitudes contrarias a los derechos humanos». Según se dijo en la presentación del informe, “hay voluntad de cambiar las cosas por parte de los agentes, pero no por parte del Ministerio del Interior”, que han acogido “con indiferencia” el trabajo.

Aunque el informe no hablaba de la Policía Local, lo cierto es que hay determinadas actitudes, declaraciones y comportamientos de los últimos tiempos que no favorecen ese tono exigente a que nos referíamos. Por citar tres elementos: la desequilibrada “ordenanza antivandálica” ya citada, la carga en la noche de la huelga general del pasado septiembre, y el mantenimiento sin solución de situaciones largamente denunciadas por los vecinos, como la actuación de la Policía de Barrio en el Bº España. Son ejemplos preocupantes, que pueden contribuir a ese tono menos exigente. Estamos en un momento crítico, y es preciso ser extremadamente cuidadosos frente al avance, en toda la sociedad, de actitudes “descuidadas” con los derechos. También respecto al desequilibrio entre la policía pública y la privada, en el control de los datos personales, el énfasis en la tecnología de la vigilancia o la sobrevaloración de una determinada idea de la seguridad. El tono importa. Muchísimo.

 


3 comentarios

Dejar un comentario