El PSOE de Valladolid ha puesto en circulación un eslogan curioso: “Valladolid necesita un óscar”. Es una cosa muy sutil, para mentes muy privilegiadas. El juego consiste en relacionar el óscar de Hollywood con Óscar Puente. Pero, en mi opinión, se equivoca de medio a medio. Es más: algunos compañeros piensan que se trata de un eslogan equivocado en casi todo. Da a entender que una persona, Óscar, va a sacar a Valladolid del atolladero. Es decir: según la frase Valladolid necesita un mesías, un salvador. Pero es que además es personalista (apunta al culto a las personalidades). En fin: mal. Y sin embargo, tiene un punto interesante.

Porque, efectivamente, Valladolid necesita un Óscar. Y también un Javier. Y una María, y una Carmen, y una Fructuosa. y un Arón, y una Alicia, y un Alberto, y una Ana, y un Adolfo, y una Amelia, y un Agustín, y una África, y un Aitor, y una Aida, y un Aladino, y una Alegría, y un Alejo, y una Alma, y un Alfonso, y una Amaya, y un Álvaro, y una Balbina, y una Beatriz, y un Bernardo, y una Belinda, y un Blas, y una Begoña, y un Bruno, y una Blanca, y un Carlos, y una Clara, y un César, y una Celia, y un Crescencio, y una Carolina, y un Cristóbal, y una Celeste, y una Cristina, y un David, y una Dafne, y un Darío, y una Delia, y un Diego, y una Diana, y un Dimas, y una Dunia, y un Eduardo, y una Elisa, y un Elías, y una Edurne, y un Eloy, y una Elvira, y un Enrique, y una Emma, y una Esperanza, y un Esteban, y una Esperanza, y un Eugenio, y una Esther, y un Fausto, y una Fátima, y un Felipe, y una Florinda, y un Felicísimo, y una Fiona, y un Gabriel, y una Genoveva, y un Gaspar, y una Gemma, y una Generosa, y un Gerardo, y una Gloria, y un Germán, y una Gilesa, y un Gonzalo, y una Graciela, y un Guillermo, y una Guadalupe, y un Héctor, y una Greta, y un Heliodoro, y una Hilda, y un Hilario, y una Hortensia, y una Idoya, y un Ignacio, y una Inés, y un Imanol, y una Inmaculada, y un Isaac, y una Irene, y un Iñaki, y una Isabel, y un Iván, y una Iria, y un Jacinto, y una Jessica, y un Jaime, y una Julieta, y un José, y una Julia, y un Jorge, y una Janira, y un Juan, y una Karen, y un Koldo, y una Lara, y un Leandro, y una Laura, y un Leonardo, y una Leonor, y un Leopoldo, y una Leticia, y un Lino, y una Lidia, y un Lorenzo, y una Lola, y un Lucas, y una Loreto, y un Luciano, y una Luciana, y una Luciana, y un Luis, y una Lucía, y un Lucho, y una Lourdes, y un Macario, y una Mar, y un Marcelino, y una Magdalena, y un Marcos, y una Margarita, y un Mariano, y una María, y un Mario, y una Marta, y un Martín, y una Marisol, y un Matías, y una Matilde, y un Mauro, y una Maruja, y un Mauricio, y una Mercedes, y un Miguel, y una Mila, y un Moisés, y una Mónica, y un Modesto, y una Míriam, y un Muriel, y una Montserrat, y un Nataniel, y una Nadia, y un Nazaret, y una Natalia, y un Nicolás, y una Nieves, y un Noé, y una Nina, y un Noel, y una Noemí, y un Norberto, y un Nunilo, y una Nuria, y un Octavio, y una Odet, y un Oliverio, y una Olga, y un Omar, y una Olivia, y un Oriol, y una Ondina, y un Orlando, y una Olimpia, y una Piedad, y un Pablo, y una Paloma, y un Pánfilo, y una Petra, y un Pascual, y una Patricia, y un Pedro, y una Paz, y un Pelayo, y una Penélope, y un Policarpo,  y una Pilar, y un Pompeyo, y una Pía,y una Prudencia, y un Quintiliano, y una Rosario, y un Rafael, y una Raquel, y un Ramón, y una Rebeca, y un Ramiro, y una Regina, y un Ricardo, y una Reyes, y un Roberto, y una Rocío, y un Rodolfo, y una Rosa, y un Ronaldo, y una Rosana, y un Rodrigo, y una Ruth, y un Rubén, y una Sabrina, y un Raúl, y una Sandra, y un Salomón, y una Sara, y un Samuel, y una Séfora, y un Saúl, y una Sheila, y un Sancho, y una Silvia, y un Simón, y una Sofía, y un Sixto, y una Soledad, y un Simeón, y una Sonia, y un Sulpicio, y una Tania, y un Tarquinio, y una Teresa, y un Tomás, y una Tecla, y un Telmo, y una Tatiana, y un Teodoro, y una Thais,y un Teófilo, y una Tula, y un Tristán, y una Úrsula, y un Ulises, y una Urraca, y un Ulpiano, y una Vanesa, y un Valentín, y una Vera, y un Venancio, y una Verónica, y un Víctor, y una Victoria, y un Vicente, y una Vilma, y un Virgilio, y una Violeta, y un Yago, y una Ximena, y un Zacarías, y una Yolanda, y un Zenón, y una Zoé. Valladolid, como decía, necesita un Javier, y un Óscar y un Manuel. Valladolid nos necesita a todos los ciudadanos. Y a todas las mujeres, a todas las ciudadanas de la ciudad.