Blog de Manuel Saravia

Se quebró hace dos décadas la tendencia a la reducción de la desigualdad

Parece que es de estos últimos meses. Que la pandemia ha provocado un fuerte aumento en las diferencias de ingresos. Pero lo cierto es que viene de atrás. El monumental análisis coord. por Juan Jesús González Rodríguez, Cambio social en la España del siglo XXI (Alianza, 2020), concluido meses antes, ya reflejaba un escenario pesimista. Me quedo con la contribución de Luis Ayala y Olga Cantó, “Distribución de la renta y desigualdad en España”, que analiza el alcance de la desigualdad desde finales de la década de los 70 hasta 2020. Y señala que “el retrato que ofrecen las estadísticas comparadas en la actualidad no es muy distinto del que había hace cuatro décadas”, pudiéndose caracterizar a nuestro país como uno de los que ofrece uno de los niveles más altos de desigualdad en el contexto europeo.

Aunque el crecimiento de la renta media de los hogares españoles tuvo durante las cuatro últimas décadas un carácter progresivo, “lo sucedido en la última etapa ha llevado al profundo deterioro de las rentas más bajas, por lo que no se puede hablar de una mejora distributiva en el largo plazo”. De hecho, “la tendencia a la reducción de la desigualdad se quebró hace ya más de dos décadas”. Se desaprovecharon los buenos tiempos. Y “durante la larga etapa de bonanza económica, en que la tasa de desempleo registró su valor más bajo de las últimas décadas, los indicadores de desigualdad apenas cambiaron”. Es más. El ensanchamiento de las diferencias de renta en la crisis de 2007, que dio lugar a niveles de desigualdad considerablemente superiores a los de las últimas décadas, puede prolongarse en el tiempo.

Y acentuarse mucho más con la nueva crisis del Covid19. La pandemia, como era de esperar, ha tenido un enorme impacto en la distribución de la renta, solo mitigado “por el activismo del Estado” (Claudi Pérez, El País, 16 de noviembre de 2020). Las primeras cifras del pasado año son terribles. Los niveles de desigualdad en España “escalaron en solo unos meses a niveles nunca vistos en las últimas décadas. Solo las políticas públicas, básicamente a través de las prestaciones y los expedientes de regulación temporal de empleo” han sostenido relativamente el mercado laboral. Con todo, la evolución de los ingresos salariales arroja incrementos súbitos de la desigualdad, a sumarse a la que ya conocíamos.

“Aumentos sin parangón en las series históricas”. Aunque, eso sí, como quiera que la crisis no está siendo igual para unos y otros (unas y otras, habría que decir), hemos de recordar que “el aumento de la desigualdad es más grave en dos colectivos especialmente vulnerable: jóvenes e inmigrantes” (José García Montalvo). Según Eurostat, en 2019 solo Letonia, Lituania y Rumanía presentaban peores datos que España sobre desigualdad. Sabemos que aspirar a menores niveles de desigualdad debería ser una prioridad. Sabemos que la mejora de la actividad económica y la creación de empleo son condiciones necesarias para rebajar los actuales niveles de desigualdad.

Pero también sabemos que no son en modo alguno suficientes. Acabemos con otra cita de Ayala y Cantó: “La extensión del empleo de bajos salarios”, el estancamiento en la estructura salarial, “la inercia en las desigualdades relacionadas con las rentas del capital y los límites del sistema de prestaciones sociales para moderar la dispersión de las rentas primarias (…) rebajan la probabilidad de que, sin cambios en los principales instrumentos redistributivos” se pueda avanzar en la reducción de los indicadores de desigualdad españoles.

(Imagen: “Cola de personas para recoger alimentos” en Madrid. Foto de Álvaro García publicada en El País del 16 de noviembre de 2020).


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