Blog de Manuel Saravia

Tejiendo viviendas colaborativas

La implantación de viviendas colaborativas (cohousing) es imparable. Numerosos impulsos, desde muy diversos ámbitos, se dirigen al establecimiento en las ciudades de esta nueva tipología residencial. Distinta, evidentemente, de las casas de pisos. Pero tampoco equiparable a las residencias. Una forma nueva de residir. Pero que, al menos en nuestro país, todavía hay que tejerla algo más.

Hoy se ha celebrado en el Centro Cívico Rondilla una jornada de examen y reflexión del “cohousing senior”, organizada por la asociación Tejiendo Vida, que se encuentra precisamente en proceso de tramitación para la construcción de uno de estos núcleos residenciales de cohousing en Valladolid. Su título: “Un espacio que nos cuida. Algunas características del espacio de las viviendas colaborativas”.

Se ha vertebrado la jornada en torno a las explicaciones de la arquitecta Ana Fernández Cubero (autora, con Irati Mogollón, de Arquitecturas del cuidado. Hacia un envejecimiento activista, de. Icaria), que, como digo, ha dirigido y servido de guía para toda la jornada.

Se ha hablado de las características de los nuevos espacios residenciales de las personas mayores. Realmente ése era el tema del encuentro, que se ha llevado hacia el concepto de la “arquitectura del cuidado” (“sostén de la vida en comunidad”). A construir “una comunidad que se cuida”. Y de hecho se ha hablado constantemente del significado, alcance y de las distintas “capas” de los cuidados.

Se ha propuesto que los espacios de mayores, que han ido transcurriendo, en las últimas décadas, desde los modelos asilo u hospital, a los residenciales o “familiares”, se orienten hacia una “5ª generación” de espacios de cuidados (comunitarios y autosostenidos), fundada en los principios de autonomía personal, vida pública y dimensión social.

Se han comentado numerosos asuntos a tener en cuenta en el diseño de tales espacios. Como los de la identidad del espacio (muchas veces fuente de problemas), la relación con la calle (que nunca debe perderse, no hay que cerrarse), la necesidad de repensar y definir las necesidades a partir del “foco en la vida cotidiana y los cuidados”. Pensar cómo se podrá adaptar el espacio construido hoy a los cambios futuros, cuidar todas las escalas. Y sobre todo: atender especialmente a los espacios semipúblicos y semiprivados, donde verdaderamente respira todo el conjunto.

También se ha querido recordar que el cohousing promueve “el lujo de la colectivización” (pues en él puedo permitirme cosas que individualmente no están a mi alcance: saunas, cines, talleres, espacios de meditación…, depende). Con él es posible “centralizar lo doméstico” (cocinas, lavadoras, comedores, recursos de cuidados compartidos…). El tamaño de los alojamientos (que variará, según los casos) puede reducirse. Algunos espacios de servicio pasan a tener nuevo valor (como esos cuartos de lavadoras que se sitúan en “una habitación con vistas”, porque es un lugar crítico de encuentro. La buena gradación de los espacios es fundamental. Y eso sí, es imperativo atender a la necesidad de constantes negociaciones, recordando que el conflicto forma parte de la vida. Paciencia.

Este tipo de viviendas responde también a la configuración del “sujeto político mayor” (como lo denominan Fernández Cubero y Mogollón): “aquella persona que se sitúa en el rol de persona mayor para defender sus derechos… y los de las demás personas”. Un papel vinculado a un “envejecimiento activista”.

Todo suena bien. Pero además hay numerosos ejemplos ya construidos (algunos hace incluso décadas) que conviene analizar. En la jornada de hoy se han mostrado (o se ha hecho referencia a) una serie de casos que pueden servir de referencia. Empezando por el proyecto de “la escalera”. Siguiendo por “la fundación 26 de diciembre”. O con los ejemplos de Dinamarca, Austria, Suecia que recogen las autoras en su publicación. Como también del País Vasco o de Barcelona.

Lo dicho. Pronto vamos a ver este modelo residencial en nuestras calles, como ya se ve en tantas otras ciudades europeas. Solo falta seguir impulsándolo.

(Imagen: Ana Fernández Cubero interviniendo en la jornada, acompañada de Fermín Santorum).


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