Blog de Manuel Saravia

Valladolid, al alba del 2021

NOTAS SOBRE EL PRESUPUESTO DE 2021

1. Media docena de folios

No es necesario presentar los presupuestos con cajas de libros, con carpetas voluminosas, mostrando un pen drive o sosteniendo un iPad con las dos manos, donde se supone que se guardan todos los documentos que se quieren hacer públicos. Ya sabemos que un presupuesto es voluminoso. El de Valladolid se extiende en 1709 páginas. Porque junto al detalle importan los contenidos sintéticos, las ideas y las propuestas que se supone que atesoran, y que deberían caber en media docena de folios. Intentémoslo.

He visto algunas memorias políticas del presupuesto de 2021 de otras ciudades. Y la verdad es que algunas son curiosas. Por ejemplo, la de Vitoria, con citas de emperadores y del Decamerón. O la de Pamplona. En Melbourne se habla, además de “una ciudad que cuida su medio ambiente” o “una ciudad próspera”, de “una ciudad con enfoque aborigen”. En París siguen con los presupuestos participativos (el 5% del presupuesto de inversiones de París “se dedica a proyectos presentados y elegidos directamente por los parisinos en el marco del Presupuesto Participativo”). Vaya. En Madrid se dice que el presupuesto para 2021 ha sido “elaborado en un contexto económico de absoluta incertidumbre, fruto de una situación sobrevenida”, y se anuncia que “crecerá un 8,1%”. En Burdeos se habla de “equilibrios y recursos movilizados”. Y en Bolonia, al plantear las principales líneas del presupuesto 2021-2023, se reclaman “nuevas ideas, nuevas infraestructuras, nuevos servicios y nuevos proyectos para construir una ciudad en el altura de su historia y los desafíos que se avecinan”. Pues bien, a pesar de también se cita como referencia el documental titulado “Fiebre de hacer”, sobre la política de Bolonia en la posguerra (la nostalgia va a acabar con nosotros) nos quedamos con Bolonia. Es momento de inventar.

En Valladolid se cuenta con la breve “Memoria de Alcaldía”, donde se dice que se trata de “un presupuesto más inicial que nunca, que está preparado para los cambios que puedan producirse”. La presentación pública fue eminentemente descriptiva. Pero en el Pleno de defensa y aprobación de los próximos días (probablemente el 29) se verá el debate político más intenso. Entretanto, ¿cómo resumirlo sin que sea un cúmulo de frases hechas? ¿Cómo hacerlo, sin buscar solo lo favorable? Vamos a intentarlo.

2. En “barra libre”

Más inicial que nunca porque el clima sigue siendo de enorme incertidumbre. No hay más que ver las “Previsiones del escenario económico” (pp. 64 y ss, donde se estudian los pronósticos de una docena de organismos públicos y privados para el próximo año). Si bien la decisión del Ministerio de Hacienda del pasado septiembre de suspender las reglas fiscales de los ayuntamientos en 2020 y 2021 (la estabilidad presupuestaria y la famosa regla de gasto) ha acotado la enorme inseguridad de los meses anteriores. El Gobierno ha elevado además el techo de gasto un 53%. Y la Comisión Europea mantendrá suspendido el Pacto de Estabilidad también en 2021 por la «elevada incertidumbre» del Covid-19. Y ha avalado la “barra libre fiscal” de España.

De manera que hemos entrado en un “paréntesis temporal”, al aplicar la posibilidad que ya se recoge en el art. 135.4 de la Constitución, donde se señala que los límites de déficit estructural y de volumen de deuda pública podrán superarse “en caso de catástrofes naturales, recesión económica o situaciones de emergencia extraordinaria”. Y así nos encontramos en un escenario inédito, en una novedad absoluta respecto a los últimos años, que nos obliga a reforzar intensamente dos actitudes de gobierno (la barra libre, la sensación de ausencia de restricciones o límites, es enormemente peligrosa). La primera, aplicar las viejas virtudes de la prudencia y el sentido de la medida (por cierto: las de algunas de las gobernantes que mejor parecen haberse comportado ante la emergencia de la pandemia). La segunda, la disposición a la novedad y a la invención. En situaciones inéditas, muchas veces hay que pensar soluciones igualmente originales, frescas y desconocidas.

3. Parámetros básicos: un presupuesto expansivo

Los seis grandes parámetros del proyecto de presupuesto de 2021 aprobado por la Junta de Gobierno el pasado 16 de diciembre son los siguientes. 1) Los ingresos previstos ascienden a 311 millones (Ayuntamiento) y 363 (consolidado). El 4,8% más que el de 2020, y el mayor desde 2008. La venta de suelo prevista es extraordinariamente moderada. 2) Se congelan de nuevo los tributos municipales. 3) Se prevé pedir un crédito que no superará los 50 millones de euros. Con lo que la deuda ascendería (en el caso más desfavorable) de los 107 millones actuales a los 145 (es decir: el 56% de los recursos, muy lejos del 110% permitido por la ley).

En cuanto a gastos: 4) Los gastos de funcionamiento (los de personal -114 millones-, y los necesarios para la marcha básica del Ayuntamiento, se mantienen). 5) Los gastos corrientes se han incrementado un 6,7% (poco más de 4 millones de euros), si bien “gran parte de este aumento es consecuencia directa de la crisis de Covid-19” (según se dice en el Informe Económico-Financiero, p. 828). 6) La inversión sube de 37 millones previstos en 2020 a 63,3 en 2021: un 71% más (de los que cerca de 20 millones están comprometidos por convenios o programas plurianuales). Se prevé suprimir este año y el siguiente la aportación a la Sociedad Valladolid Alta Velocidad, por no afectar a la realización de las obras previstas).

Es, por tanto, un presupuesto expansivo, puesto que implican un importante aumento del gasto y estiman una importante estimación de ingresos. Pero además conviene hacer tres comentarios más. El primero, que es preciso recordar que la descripción de cada concejalía, con todo detalle, ha sido presentada en detalle en distintas comparecencias esta semana (por supuesto, la información de los “programas desglosados” ocupa la mayor parte del proyecto presupuestario). El segundo, que resulta esencial garantizar la “ejecutabilidad” de lo previsto (el “Estado de Ejecución”, en pp. 937-1128). Pues aunque en 2019 se ejecutaron 40 millones de inversiones, otros años se ha ido a menos. Y el tercero que, tanto por el volumen como por la necesidad, convendría elaborar un calendario, aunque fuera mínimo, de ejecución y progreso. Es cierto que un documento de este tipo puede ser útil a efectos internos, pero resulta muy poco práctico según otras valoraciones.

4. Un presupuesto ampliable

El presupuesto de este año tiene además otra particularidad decisiva: es “ampliable” (según terminología de la Junta). Por de pronto, podrán aplicarse, sin límite, los remanentes o ahorros. Es decir, que podrá contarse con varias decenas más de millones de euros (hasta el 1 de marzo, cuando se liquide 2020, no se sabrá con exactitud; aunque la horquilla -aún enorme- está entre 20 y 40 millones) para, mediante modificaciones de créditos, complementar las actuaciones e inversiones previstas.

Pero es que, además, han de llegar nuevos fondos de la Junta de Castilla y León, del Estado y de Europa, aún por definir; y cuya gestión comenzará cuando se aprueben los PGE. El Presupuesto de la Junta asciende a 12.300 millones de euros. Los Presupuestos Generales del Estado para el mismo 2021 prevén un gasto total consolidado de 550.000 millones de euros. Y Si de los fondos europeos se espera una cifra en torno a los 27.000 millones de euros (para toda España).

5. Política municipal más allá del presupuesto

Por otra parte, no solo de presupuestos vive la política municipal. Hay que verlos, por tanto, en un contexto más amplio. Porque los presupuestos son una condición necesaria, pero no suficiente para que la política municipal sea la adecuada. Y no solo me refiero a que haya gestos de gran valor político, sin incidencia presupuestaria alguna. Sino que también pueden plantearse medidas con escaso (incluso nulo) reflejo en el gasto, y que sin embargo pueden ser críticas para la vida de la ciudad.  Por ejemplo, en este año las propuestas del “urbanismo táctico” de la movilidad sostenible están siendo determinantes y su coste ha sido mínimo. Como las que se prevén para el establecimiento de las ZBE (zonas de bajas emisiones) por la Concejalía de Medio Ambiente. O el previsto reimpulso del parque agroalimentario y logístico (que ni siquiera se cita expresamente en los presupuestos). O las obras de integración ferroviaria.

Y en este mismo ámbito no estaría de más la aprobación de una declaración, o documento, o proclamación o testimonio de los propósitos políticos de estas fechas. Quizá podría esperarse al debate sobre el estado de la ciudad. Quizá a los primeros documentos de la Agenda 2030. Pero con motivo de los nuevos presupuestos, y al hilo del documento acordado con Ciudadanos, podría estar bien un gesto de ese tipo. Las declaraciones pueden verse como “brindis al sol”. Pero también las hay que han tenido efectos duraderos, por lo que suponen y comprometen. Conllevaría la puesta al día de los 150 puntos del acuerdo de gobierno.

6. Llueve sobre mojado

Pero vayamos al análisis de los capítulos del presupuesto 2021. Para lo que necesitamos ser muy conscientes de algunos hechos que, es cierto, se presentan ahora como lugares comunes. Pero que inmediatamente se olvidan a la hora de hacer frente a sus consecuencias. El primero (ya lo dijimos antes), estamos ante una “crisis no convencional”. Nunca ha habido nada igual. Y probablemente las respuestas a crisis anteriores, ahora no sean suficientemente válidas. Todo es inédito. Y deben valorarse por encima de todo las respuestas nuevas (antes decíamos: frescas y desconocidas).

Todos dicen, además, que es el momento de la acción común. Por citar a uno solo: según el embajador alemán ante la UE, Michael Clauss (que preside el Consejo este semestre) es evidente que “Europa puede tirar junta en tiempos de crisis«. Pues vamos a ello. Pongámonos en línea de la acción común. Y por otro lado, saquemos consecuencias de lo que también decimos todos: la crisis nos ha obligado a ponernos la máscara y a la vez nos ha quitado la máscara. La pandemia ha dejado “nuestro mundo al desnudo”. Ha mostrado con crudeza las desigualdades. Según Joan Canela “Llueve sobre mojado: la crisis sanitaria se está convirtiendo en una crisis social”. Ha llegado el momento de apretar.

Hemos visto cómo se pueden tomar decisiones drásticas, impensables, en situaciones críticas. Cómo han aflorado, como nunca, las desigualdades. Cómo la naturaleza ha recordado “su poder”. Y cómo la tensión política no ha contribuido a avanzar en su resolución.

7. Que la ciudad funcione

Vayamos al análisis básico de los principales capítulos del proyecto de presupuestos 2021. Lo primero, sin duda, mantener la máquina. El Ayuntamiento debe funcionar, para poder aplicar cualquier otro programa. Y solo ese funcionamiento ya se lleva cerca de 200 millones de euros (114 de las nóminas de personal; ver la “Plantilla Presupuestaria” a partir de la p. 700).

Y atendiendo especialmente a “lo esencial” (limpieza y desinfección, residuos, seguridad -también alumbrado-, mantenimiento de edificios, ordenación, administración, información, que la ciudad funcione). Donde no cabe olvidar de nuevo a los “servicios esenciales”. La Concejalía de Salud Pública y Seguridad Ciudadana contará con un presupuesto de 58 millones de euros (un incremento del 7,59 % con respecto al presupuesto inicial de 2020; casi el 80% para personal). En inversiones se prevé un aumento del 718% (mejoras en edificios, vehículos, equipamiento, aplicaciones informáticas…).

8. Sigue la emergencia sanitaria

Para el corto plazo deben seguirse previendo los acopios de material. Es cierto que ha de confiarse en el efecto benéfico de la vacunación (que arrancará en España el 27 de diciembre). Pero también es necesario esperar posibles nuevas urgencias (limpiezas, desinfecciones masivas, cierres, decisiones de emergencia…). Y contemplar las relaciones con la Junta (información y previsiones), posibles ordenanzas, uso excepcional de las calles, nuevas disposiciones territoriales, aplicación extensiva y urgente del teletrabajo…). Sería bueno formalizar algún documento general de actuación. Hay mucho trabajo andado. Nada sería novedad. Pero no deberíamos encontrarnos nunca en la inquietud ante una nueva urgencia. El programa 3111 de “Protección de la Salubridad Pública” dispone de 1,6 millones de euros con esos objetivos. Pero (insisto) estaría bien un documento o protocolo general.

9. Urgencias del corto plazo: las ayudas extraordinarias

En el año que empieza muchos trabajadores, empresas y autónomos, van a seguir teniendo problemas económicos graves. Al menos en los primeros meses, con seguridad. Y es probable que haya que plantear nuevos sistemas de ayudas. Por de pronto está el compromiso de abonar las casi 7000 ayudas y las exenciones y bonificaciones en impuestos y tasas para los sectores que más están sufriendo la crisis, como el comercio, la hostelería y el turismo. También habrá que pensar en grupos que no suelen aparecer como “damnificados”, pero que lo son. Y los que, de aliviarse la crisis con el efecto de la vacunación, pasen también a engrosar la nómina de necesitados de ayudas públicas.

El Ayuntamiento no puede ignorarlo. Como tampoco eludir la necesidad de mayor eficiencia en la gestión de tales ayudas, que todas las administraciones, creo, hemos advertido: con la ejecución de las ayudas, o del IMV, o de otras ayudas o subvenciones aprobadas. (Por cierto, en el Informe del Consejo Social se reclama que “las medidas provisionales adoptadas para paliar la crisis provocada en el sector de la hostelería y restauración no se conviertan en definitivas y se vuelva a la situación anterior a la pandemia”).

10. Pulso económico: vienen curvas

Las actuaciones de carácter económico han subido de 23 a 36 millones de euros, en el presupuesto 2021 (un 45% más). El objetivo es el de recuperar el buen tono económico de la ciudad. (Es curioso: muchos de los temas se repiten en los presupuestos de unas y otras ciudades. De Australia a las Islas Feroe se habla de la necesidad de recuperar la economía (“El coronavirus pone fin al milagro económico de Australia”, por ejemplo). El Ayuntamiento, dentro del Diálogo Social y de sus limitadas competencias en la materia, contempla en el presupuesto una serie de propuestas para contribuir al estímulo o fomento de la promoción económica, la actividad.

Por ejemplo, la contribución a la transformación digital de autónomos y pymes, (1,5 millones), modernización e internacionalización (1,3), investigación aplicada, ayudas a la economía circular (2 millones), etc., de la Agencia de Innovación y Desarrollo Económico. En turismo se destinarán 3,4 millones de euros (un 5% más que en el año anterior) a la promoción de la ciudad. Y se relanzará, como se ha dicho, el proyecto de parque agroalimentario y logístico. Aparte de poner a disposición los suelos patrimoniales y dotacionales (“constelación”), promover sedes o desarrollar el PGOU. Y todo dentro de un “escenario económico” muy tenso, tanto interna como externamente.

11. Los temas de nuestro tiempo, al desnudo

No se puede dejar de lado los temas contemporáneos, los asuntos de agenda de nuestro tiempo que la crisis del coronavirus “ha destapado” (J. Freedland). El primero, la emergencia climática, en unos momentos en que el nivel de alerta de la población sigue creciendo. El nuevo Plan de Calidad del Aire (370.000 euros), el Plan de Acción contra el Ruido, las líneas de mejora del tratamiento de residuos, las actuaciones e inversiones en materia de parques y jardines y ciclo integral del agua, así como, por delante de todo lo demás, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible (en el primer trimestre del año) son actuaciones críticas del Área.

También la pandemia ha evidenciado de forma aún más drástica las fracturas de género y las desigualdades territoriales, de clase y de edad. O la brecha educativa. Los presupuestos del Área de Educación, Infancia, Juventud e Igualdad suben un 23%. Donde el programa de Políticas de Igualdad e Infancia cuenta con un presupuesto superior al millón de euros. Se continúa potenciando la participación, con la puesta en marcha de nuevos Centros de Iniciativas Ciudadanas, la Escuela de Participación Ciudadana, el desarrollo de las actividades en los Centros Cívicos y el programa de refuerzo del asociacionismo.

En cultura, la FMC (entidad que coordina cerca del 90% de la actividad cultural municipal) aumenta la aportación que recibe del Ayuntamiento, hasta los 13,2 millones de euros. Y en deportes, también aumenta la dotación de la FMD (un 13,5% más), con obras en espacios, y actividades de apoyo a clubes “desde la élite hasta la base”.

También se mejora la digitalización de la administración. Abierta al nuevo mundo del teletrabajo (una transición complicadísima). El programa de Tecnologías de la información y la comunicación, está dotado con 5,7 millones de euros. Y contempla, dentro del Plan de digitalización 2020-2023, además de una importante renovación de equipos para dar soporte al teletrabajo, la implantación de una plataforma de Administración electrónica, la puesta en marcha de la oficina técnica de calidad y el incremento de los sistemas de seguridad digital.

12. La acción social, la vivienda y cómo estar juntos

Y por supuesto, reforzar la actuación social. Siempre he pensado que los ayuntamientos se inventaron para la acción social. Y se debe insistir en las actuaciones municipales de servicios sociales, de “discriminación positiva”. Necesariamente. De intervención social e iniciativas sociales, de formación y fomento del empleo en sectores deprimidos, ayudas a domicilio y teleasistencia, ayudas a “personas sin hogar”, ayudas de comedor e instalaciones vinculadas a todos estos programas.

Los servicios sociales aumentan el presupuesto en un 13%. El 11% de todo el presupuesto municipal va a las políticas sociales (33,3 millones de euros). El mayor incremento, a las políticas de personas mayores. Y no se deja de prever un presupuesto para teleasistencia (a expensas de la actuación final de la Junta). Y aquí hemos de contemplar también las políticas de vivienda. Haciendo los máximos esfuerzos por garantizar una vivienda a cada hogar. Pero también un entorno adecuado. Lo que también implica una nueva valoración de la casa, el control de la densidad, el énfasis en la buena convivencia.

Se ha dicho que la pandemia ha venido acompañada de otra colateral: la de la soledad. “La guerra contra el virus ha privado a muchas personas del contacto humano elemental”. Se saboreaba la solidaridad en el aplauso de las 8 de la tarde. Pero se han roto tantos espacios y formas de encuentro (al parecer éramos felices y no lo sabíamos) que es preciso trabajar por inventar nuevos sistemas de convivencia. Atención a esta cita: “Vivir sin la posibilidad de un paseo hasta el bar, una noche de risas en el teatro, lágrimas en el cine o la emoción de la música en vivo, una tarde gritando en el fútbol, una charla breve acompañada de una copa o una larga comida con amigos, unas horas con tus padres o tus hijos, un simple abrazo sin palabras…”. Se ha hecho enorme, inmensa, atender de nuevo a la necesidad de estar juntos.

13. Cuando no vale el “re” ni es suficiente el día a día

En marzo pensé que la pandemia que llegaba sería un paréntesis. Me equivoqué. Nueve meses después, no se ve un final que nos devuelva al punto anterior. De hecho, probablemente nunca volveremos a estar en el punto anterior. Por eso en estos días de cambio y reajuste profundo no vale únicamente gestionar el día a día. Hay que recolocar las cosas para abordar lo que ha cambiado y con mirada nueva lo que viene. Lo que podemos entrever que llegará. Y en un momento en que se debaten los presupuestos del próximo año, parece oportuno repensarlo todo, una vez más. (Últimamente da la impresión de que hay que repensar todo constantemente).

Y trabajar, creo, para volver a tomar confianza en nosotros mismos. Me gustaría que en tal propósito no recurriésemos al insistente “re”: reconstruir, rehacer, regenerar, restablecer, recuperar… Un “re” que siempre alude al regreso a un estado anterior. Me gustaría más, por el contrario, pensar en un nuevo inicio. En la necesidad de inventar. En construir algo nuevo, en cierto modo inédito e imprevisible. Como sucede cada día, como sucede en cada año nuevo. Y de ahí la denominación: al alba.

14. Un esfuerzo más

Como se elaboran cada año, parece que es sencillo. Pero hacer los presupuestos municipales implica un enorme trabajo. Que se tensa en los últimos meses y que por ello hay que agradecer el trabajo a quienes los impulsan, desarrollan y cuidan (los concejales y técnicos de cada área; pero especialmente a los de la Concejalía de Planificación).

Pero con el agradecimiento no concluyo. Recuerdo algunas ocasiones en que, por uno u otro motivo, se pedía públicamente un esfuerzo más a quienes ya se les reconocía el esfuerzo previo realizado. Y así pienso que hay que hacerlo una vez más. A todos los trabajadores y trabajadoras municipales, creo que hay que pedirles un esfuerzo más, como Derrida lo pedía a todos los cosmopolitas del mundo (Cosmopolitas de todos los países, ¡un esfuerzo más!). En la construcción, nuevamente, de la ciudad es necesario un esfuerzo más. De todos y todas.

15. Invitación al consenso

Y qué decir de los grupos políticos. Hemos trabajado juntos en este presupuesto los dos grupos del equipo de gobierno desde el principio del verano. En el segundo trimestre del año ya estaban cuatro grupos acordando medidas ante la urgencia de la situación que se vivía. Y en los últimos dos meses se estuvo hablando con el Grupo de Ciudadanos para llegar a un acuerdo sobre los Presupuestos de 2021 que finalmente se firmó el pasado 14 de diciembre. Con lo que este proyecto contará con el mayor apoyo presupuestario de la democracia: lo apoyarán al menos 17 de los 27 concejales del pleno: el 63%.

Pero debemos invitar nuevamente a los demás grupos (PP, Vox) a sumarse al consenso. Que puede hacerse mediante enmiendas razonables, que puedan aceptarse. Que puedan asumirse con buena voluntad por todas las partes. No tiene por qué ser difícil. Pues aunque recuerdo que en los plenos de presupuestos de los años 2011-2015, en los que el PP, en el gobierno, no aprobó ni una sola (ojo: ni una) enmienda de la oposición; no sucedió lo mismo de 2016 a 2019, cuando sí se aprobaban enmiendas de otros grupos. Sigamos por esa senda. Porque (creo) ni una sola de las previsiones que se plantean en el proyecto de presupuesto presentado puede ser excusa para que no haya acuerdos presupuestarios.

(Imagen de Jesús Anta en globo: jesusantaroca.wordpress.com/2015/08/21/valladolid-a-vista-de-pajaro).

 


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