Blog de Manuel Saravia

Cuatro palabras sobre la hospitalidad

Lo que dijo Kant hace un par de siglos. La idea kantiana de “la paz perpetua” (Sobre la paz perpetua, or. de 1795; hay varias trad. esp., y puede consultarse en pdf) se fundamenta en la exigencia de hospitalidad universal. Porque “la Tierra pertenece comunitariamente a todos”. Y así, todo extranjero tiene derecho de permanencia en otro país. No por filantropía, y menos aún por compasión. Sino por aplicación forzosa de la propia razón.

Lo que dijo Derrida hace 25 años. En De l’hospitalité (París, 1977), Jacques Derrida escribió que “la verdadera hospitalidad solo puede ser incondicional, y, precisamente, en tanto incondicional, solo puede darse como acto poético, pues, al fin y al cabo, siempre hay condiciones”.

Lo que ha dicho Byung-Chul Han hace solo tres años (en Capitalismo y pulsión de muerte, Herder, 2022; or. de 2019; cap. “Donde viven los monstruos”). El «comportamiento inhospitalario» de algunos estados europeos en la crisis de refugiados “representa un gran peligro”; pues “equivale a una nueva barbarie”. Y alude a Kant. “Si alguien advirtiera incluso del elevado precio que cuesta un niño refugiado sin padres, Kant señalaría expresamente su dignidad, que hay que preservar a toda costa. El precio pertenece a la categoría del entendimiento, mientras que la dignidad pertenece a la categoría de la razón (…). Todo populismo en relación con la crisis de refugiados es una traición a la razón”.

Lo que acaba de decir, hoy mismo, Berta Ares (“¿Dónde queda la épica?”, en El País, 28 de enero de 2023). Alude a Derrida y recuerda también las ideas de Anne Dufourmantelle (“el ser humano nace de un vientre: nos formamos y nacemos tras estar hospedados en un cuerpo que no es el nuestro”). Comenta que “la historia europea del siglo XX ilustra que, grosso modo, hay dos tipos de personas (…): las personas que salvan y las que se salvan”. Cree que “los que salvan, salvan al mundo, mientras que los demás viven, vivimos, un poco de prestado”.

En 2022 han muerto 2.390 personas tratando de llegar a España. También sabemos que, hoy día, auxiliar a migrantes “cuyas pateras están en peligro de hundirse” puede ser delito. Que Italia dificulta la salvación, pues “prohíbe las operaciones de salvamento múltiples” a las ONG que rescatan a migrantes en el mar. Y que la Comisión Europea plantea (lo último: hace 4 días) una estrategia para incrementar las repatriaciones. Ahí está nuestro retrato.

(Imágenes: I. Kant y J. Derrida en biografiasyvidas.com; Byung-Chul Han en Wikipedia.com; y B. Ares en zendalibros.com).

 


2 comentarios

  1. Guillermo - 29 de enero de 2023 18:29

    Buen post, pero tengo una pregunta para usted. Hace años decía que para la construcción de la ciudad de la justicia se respetaría la fachada del colegio El Salvador y se ampliaría el edificio hacia el interior de la parcela, sin embargo, hace un año más o menos, usted decía que aunque fuese una pena, creía que el ministerio derribaría el edificio del colegio El Salvador, ¿por que ese cambio de opinión? Me gustaría que me concretase si se va a derribar el colegio y en caso de que sí, me gustaría que usted, en su posición, presionase al ayuntamiento para que obligue al ministerio de Justicia a respetar la fachada, como propuso usted, puesto que si Valladolid es su “querida ciudad” porque si no no deberías ser alcalde de ella, demuéstrelo haciendo eso, puesto que ese edificio es emblemático para su ciudad, y si no hace eso será que Valladolid es solo su ciudad, además que el edificio de por sí parece ya un juzgado.

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    • saravia - 6 de febrero de 2023 18:32

      Le contesto. No sé si se va a derribar el colegio. Depende del Ministerio de Justicia. No se puede obligar a hacerlo, ya que no es un edificio catalogado. Depende del criterio del arquitecto que lleve a cabo la intervención. Hay ejemplos en los que el mantenimiento es bueno. Y otros en los que la renovación también lo es. Al no estar catalogado significa que (quienes han realizado el trabajo técnico de catalogación) no se ha considerado necesario obligar al mantenimiento de la fachada. Dejemos trabajar y decidir a quien tiene el mejor criterio para hacerlo.

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