Blog de Manuel Saravia

La puerta del compartimento

Recojo un apartado del librito de Hans Magnus Enzensberger titulado La gran migración (Frankfurt, 1992). “La puerta del compartimento se abre de nuevo para dar paso a dos pasajeros más. A partir de ese momento varía el estatus de quienes los precedieron. Hasta ahora eran intrusos, forasteros; pero en ese instante se han convertido en aborígenes. Ya forman parte del clan de los sedentarios, de los propietarios del compartimento, y, como tales, hacen uso de todos los privilegios que creen que les corresponden”.

Enzensberger se refiere al compartimento de los antiguos trenes de viajeros, en los que, a ambos lados de la ventana, se situaban un par de bancadas en las que se sentaban los pasajeros según iban llegando en las sucesivas estaciones. A veces con el billete numerado, pero en ocasiones sin asignación de puesto alguno. Algunos van medio tumbados, quizá medio dormidos, ocupando un par de plazas.

“Resulta paradójica la defensa de un territorio ‘ancestral’ que apenas acaban de ocupar; la notable falta de empatía para con los recién llegados, quienes se ven enfrentados al mismo rechazo y que tienen por delante la misma difícil ceremonia de iniciación a la que tuvieron que someterse sus predecesores; sorprendente el rápido olvido con el que cada cual oculta y niega su propia procedencia”.

Así es. Pongamos que el compartimento se llama USA, Europa, Australia o España. Donde sus habitantes (los viajeros que subieron en alguna estación anterior) también eran, o fueron, o lo habían sido sus abuelos, inmigrantes.

(Imagen del encabezamiento: Foto de Roberto Carlos Pecino Martínez. Creative Commons. Procedente de https://www.gatoflauta.com).

 


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