(Actualización Hilo 19). Hoy se ha dado, en la Comisión de Urbanismo, Medio Ambiente, Movilidad, Salud Pública y Seguridad, el visto bueno a que se trate en el próximo Pleno municipal del día 8 de noviembre el Plan director de las Catalinas que está en tramitación. No ha habido resistencia fuerte (los tres grupos de la oposición se han abstenido, no han votado en contra). Y el documento aprobado en junio de este año tampoco ha tenido ningún rechazo (solo matizaciones) de la Comisión Territorial de Patrimonio Cultural de Valladolid. Impugnación total y absoluta, eso sí, por parte de la Real Academia de la Purísima Concepción, con un escrito de alegaciones durísimo y en algún caso incluso despectivo. Allá ellos. Porque sus argumentaciones no solo son muy flojas (objetivamente), sino que vienen teñidas, además, de una ideologización fuera de lugar.

En la Comisión se ha debatido, en varias intervenciones, sobre el significado de este tipo de planes directores. Que no está nada claro. Porque es un instrumento que pretende, según creo entender, dar ciertas garantías para que, antes de plantear cualquier intervención en el monumento a que se refiera, se cuente con un estudio amplio y general del inmueble a conservar. Sus características, historia, valores, estado actual, y cualquier circunstancia relevante para que los proyectos se enmarquen dentro de un contexto previo que los ponga en situación. Nada más, según creo. Pero tampoco nada menos. Del Plan director de las Catalinas podrá decirse lo que se quiera. Pero no que no se haya estudiado a conciencia el objeto a salvaguardar. Lo próximo: los primeros proyectos en la parcela. Con sus correspondientes estudios, aún más pormenorizados. Pero conociendo, de forma bastante amplia, el contexto (que nos da el Plan director) en el que se inscribirán.

(Imagen: portada del Plan Director).