Blog de Manuel Saravia

Un término atlético

Suena antiguo, desde luego. Pero confortable. Porque las virtudes cívicas son el tuétano de la democracia. Hoy hemos asistido a la cesión gratuita de una parcela de pinar al municipio por parte de una ciudadana. Sin más. Porque sí. Y creo que es emocionante. Cualquiera que lo vea puede hacer las cuentas. De verdad: es necesario, imperativo, agradecer ese comportamiento. No es normal. Porque de alguna forma también da alimento a la vida urbana, a la ciudad. Muchas gracias, Sara.

Y porque además permite volver a hablar de las virtudes cívicas. Es decir: de la energía de la vida en común. “Un término atlético que se ‘añoñó”, como decía J. A. Marina. Virtudes cívicas: un concepto esencial. Del que pueden citarse innumerables ejemplos de su práctica, incluso hoy día (en la marejada del individualismo). Un término atlético: que describe el esfuerzo y el sacrificio individual que practica un atleta a diario. Pues eso: como atletas.

Funcionarios, por ejemplo (sí, muchos funcionarios dan el perfil), trabajando mucho más allá de su horario para sacar adelante expedientes difíciles. La aceptación (de buen grado) de las molestias ocasionadas por obras que en nada van a mejorar la propia calle, pero que parecen necesarias para la ciudad (como algunos residentes de la calle Loza, por ejemplo). O asumir el ruido de las celebraciones de muchos, aunque no se comparta la fiesta. Militantes (una palabra que hoy, incomprensiblemente, parece casi maldita) de formaciones políticas, dedicando su tiempo a promover los cambios en los que creen, para mejorar la sociedad. El trabajo impagable de miembros de asociaciones cívicas, en favor de quienes quedan atrapados: sin casa, sin recursos, sin acceso a sus familiares, sin futuro. Y también vecinos que entienden que no se pueden reclamar determinados servicios, cuando los medios son limitados y esa demanda no lleva a nada. Que intentan mantener la sensatez, la seriedad, evitar el cabreo permanente, y contribuir al debate informado y sosegado. Exigiendo todo lo posible (pero no lo imposible, por mucho que nos guste mayo del 68). Lo sé: hay quien opina que parece mejor instar a la bronca interminable. Aquí y allá. Pero esa actitud no siempre contribuye a la mejora de la sociedad.

Gestos como el que hemos visto hoy vienen bien para todos. Y debemos, sin duda (repito), agradecerlo.

(Imagen: Pinares de las laderas de Fuente el Sol, en una imagen procedente de jesusantaroca.files.wordpress.com).


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